Opinión

Manuel Bohórquez

Mujeres guitarristas

Davinia Ballesteros / Foto Daniel Pérez / Pellizco Flamenco

Davinia Ballesteros / Foto Daniel Pérez / Pellizco Flamenco / Manuel Bohórquez

Hace pocos días aporté unos datos definitivos para la biografía, que está pendiente, de Adela Martín Cubas, la célebre guitarrista madrileña, algo que se sabe ahora, porque no se sabía de dónde era. Era de la misma ciudad que Victoria de Miguel, otra guitarrista famosa, que fue la esposa del cantaor Canario del Colmenar. Hoy vemos cómo hay muchos cantaores que reivindican el papel de la mujer en el flamenco, pero ninguno se hace acompañar por una guitarrista, que las hay y muy buenas. Sería interesante que algunas figuras de moda dieran el paso, como, por ejemplo, Mercé, Poveda o Mayte Martín. Tanto como se habla del machismo flamenco de los antiguos, pero el Mochuelo se hizo acompañar muchas veces por Adela Cubas, como se puede demostrar yendo a las hemerotecas. Los guitarristas de concierto, cuando llevan una segunda guitarra, desde Paco de Lucía a Vicente Amigo, siempre es un hombre. Un cantaor al que no voy a nombrar para que no lo machaquen me dijo un día que el aire de las mujeres guitarristas era distinto al de los hombres, además de la pulsación o la velocidad. Le puse a una guitarrista diciéndole que era un guitarrista y se lo tragó. No hay diferencia entre hombres y mujeres guitarristas, es un cuento. Luego el motivo de que los cantaores no se decidan es solo por una cuestión estética y de prejuicios. Es una pena, porque muchas mujeres guitarristas se sienten desplazadas, o no aceptadas, siendo unas tremendas estudiosas, como Antonia Jiménez o Davinia Ballesteros. Acompañan muy bien pero encuentran más salida en el concierto, aunque no mucho porque en España interesa poco la guitarra flamenca de concierto, aunque parezca mentira. Quizá fuera el Niño del Genil el primero que llevó a una mujer guitarrista a uno de sus discos de pizarra, su hija Adela. Y Miguel Borrull llevaba a veces de segunda guitarra a su hija Isabel. Ojalá les prestemos todos más atención a las mujeres guitarristas, porque se lo han currado.

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