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Pasa la vida

Necesitamos consenso social para evitar el frentismo político

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
13 ene 2019 / 10:26 h - Actualizado: 13 ene 2019 / 10:28 h.
"Pasa la vida"

El 80% de las decisiones políticas importantes que marcan el camino a seguir para la gobernanza y reglamentación en España y en Andalucía se documentan, se estructuran, se negocian y se acuerdan desde las instituciones comunitarias europeas, y con el juego de influencias y alianzas desde diversos gobiernos nacionales y diversos grupos políticos. Esa es la realidad. Aunque sea insuficiente e insatisfactorio el grado de convergencia política de Europa, el que ya tenemos nos beneficia. Y es el faro con el que orientarnos para no perder el rumbo ni en Andalucía con la alternancia en el poder autonómico, ni en España con los deberes pendientes: la insumisión de los secesionistas catalanes usando para ellos los organismos públicos que son de todos, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, la actualización del pacto constitucional. Mientras en Bruselas y Estrasburgo se participa a diario en la consecución de acuerdos sobre presupuestos, normativas y estrategias, en Madrid y en Sevilla se polariza a diario la actividad política esgrimiendo posturas irreconciliables y presumiendo de no ir juntos ni a por agua. Necesitamos cuanto antes echar el freno a esta dinámica tan inmadura como esquizofrénica.

Lo que necesita Andalucía, con el nuevo gobierno regional dirigido por PP y Ciudadanos, y con las corporaciones locales de cualquier signo partidista que se conformen por el voto en las elecciones municipales del 26 de mayo, coincidentes con los comicios para renovar el Parlamento Europeo, es alcanzar al menos el estándar europeo de consensos en muchos temas fundamentales. No son de otro planeta los políticos de raíz conservadora, liberal, socialdemócrata o ecologista que consiguen pactar, desde la geometría variable en la conformación de mayorías parlamentarias, o por asumir puestos de responsabilidad en los órganos de gobierno de la Comisión Europea. Es su obligación. En economía, en educación, en medio ambiente, en inversiones... Implicarse en la conformación de las políticas mediante propuestas y planteamientos que son diferentes e incluso divergentes, y a partir de ahí negociar, sabedores de que no sirve el “o todo o nada”.

Es muy preocupante lo a gusto que se sienten personas con influencia desde ámbitos políticos y mediáticos avivando la polarización de la sociedad española para asumir un estatus de bloques antagónicos, de frentes exasperados. Es una funesta ceremonia de la confusión que no le hace ver a la ciudadanía su propia realidad: cada vez hay más personas que no votan siempre al mismo partido. No se atreven aún a demonizar esa libertad, pero descalifican lo que comporta: el voto no es una elección, no una adhesión inquebrantable ni una fe ciega.

En Andalucía, y en España, no hay que reconquistar Granada sino recuperar la cultura del consenso. Mal vamos mientras no haya pactos a la alemana. Seamos conscientes de cuánto se ha encogido la base social de clase media, fundamental para la consolidación de las democracias. A la vez que se polariza la desigualdad en el bienestar, también se está reduciendo la base del consenso político que sustente nuestro modelo de sociedad. Si continuamos adelgazando el vigor de ambos pilares, llegará el día en que se desplome el sistema y nos caiga encima como en un fuerte terremoto. Por eso resulta indispensable que desde la sociedad civil se tiendan puentes y se colabore para significar que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Por ejemplo, para que en la conformación de la opinión pública se conozcan más y se tengan más en consideración las propuestas para mejorar Andalucía que durante los últimos meses se han elaborado desde ámbitos diversos como la Asociación de Ingenierías de Andalucía, la Red contra la Exclusión y la Pobreza, el Observatorio Económico de Andalucía, la Asociación Iniciativa Sevilla Abierta, entre otros. Tienen mucho más fundamento que las ocurrencias y las admoniciones con las que nos quieren polarizar.