Pasa la vida

No acaparen papel higiénico

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
28 oct 2020 / 12:49 h - Actualizado: 28 oct 2020 / 13:26 h.
"Pasa la vida"
  • No acaparen papel higiénico

No acaparen papel higiénico. Recuerden lo que constataron en marzo durante el primer confinamiento: La industria de la higiene y los supermercados de su barrio funcionan mejor que nuestros gobiernos y parlamentos. Trabajan con más planificación y son más fiables.

No celebren Halloween. Al coronavirus le encantan las quedadas. Siempre se suma de incógnito para multiplicar su contagioso aire de muerte sin disfraz. Si quieren jugar en casa al miedo y a los muertos vivientes, pruebe a convivir este fin de semana con el frigorífico, la despensa y la tarjeta de crédito tan vacíos como lo tienen en España las familias del 27% de los niños. En estado de pobreza a diario, y ahora agravada con los estragos sociolaborales de la pandemia. Antes de su irrupción, la sociedad española ya encabezaba en Europa la tasa de pobreza infantil, junto a Rumanía y Bulgaria. Y se encamina con un terrible balance de mortalidad durante 2020 al fin de semana en el que más se visitan los cementerios. Somos, de largo, el país europeo con mayor cantidad de fallecimientos por la covid en relación a su número de habitantes. ¿Le parecen aún pocos difuntos a su alrededor, pocos hogares de luto, poca saturación en los hospitales y poco riesgo para su supervivencia y la de sus seres queridos como para cambiar sus hábitos de entretenimiento?

No aplacen durante más tiempo tomar tres decisiones. Para empezar, ventilen sus cauces de acceso a la información, y descubran que hay otras más limpias y menos manipuladoras que las elegidas erróneamente con el fin de sentirse reconfortados y les están causando intoxicación.

Como segundo paso, incrementen sus capacitaciones y extiendan en su entorno el gusto por la formación continua más que a estar enganchados a ver al completo una serie de televisión, y otra, y otra, y otra. Porque nunca ha sido más fácil el acceso al conocimiento y ponerlo en práctica para empoderarse. Y eso es lo que están consiguiendo desde hace años centenares de millones de personas a lo largo y ancho de todo el planeta. A las que también les gusta el ocio, pero están altamente concienciadas y motivadas para alcanzar un estimable estatus de bienestar gracias a tener buena formación para participar en la competencia global de los empleos del presente y del futuro, vivan donde vivan. No esperen a la materialización de una vacuna que ponga coto al coronavirus para darse cuenta de que en la era del teletrabajo conseguir, mantener o perder un contrato laboral cada vez va a depender más de lo que cada cual demuestre que es capaz de hacer, y eso será medido por algoritmos y no por compadres. Elija ser cigarra u hormiga.

Y la tercera decisión no es menor, sino todo lo contrario, en este dramático periodo de emergencia y colapso: involucrarse en entidades de la sociedad civil, ya sea por vía digital o presencial, ya tengan como razón de ser los objetivos comunes de la vecindad o los de intereses afines en España. No confine por más tiempo su potencial de participación. No mire para otro lado, elija dónde y cómo puede ser más útil. En asociaciones, ONG, colectivos profesionales, redes cívicas, comunidades colaborativas, fundaciones,... No espere a ser usted o su familia quien necesita ayuda, sea sanitaria, psicológica, económica, laboral, alimenticia, policial,... No se refugie en la resignación. No tire la toalla al constatar el desastroso nivel y talante de la clase política que nos representa y de la que nos hemos dotado por activa o por pasiva. Este país lo vamos a sacar adelante a pesar de la pésima gobernanza nacional y territorial. Tenemos una larga experiencia histórica en esa masoquista paradoja. Tiene ahora su reflejo más evidente en la calidad técnica y humana de los sanitarios afrontando otro periodo tremendo de contagios y de carencias, muy por encima en su rendimiento respecto al de los gobiernos y parlamentos, que no han sido capaces de cumplir lo prometido en primavera para que en otoño no nos volviera a desbordar el virus. Y lo mismo cabe decir en la dimensión económica. Este país lo vamos a sacar adelante, por desgracia muy diezmado, muy desigual y muy endeudado, porque el común de las empresas y de los trabajadores, a pesar de estar ambos penalizados, no lo va a dejar caer y va a aportar casi todas las soluciones.

No es momento para el pasotismo. Eso es lo que más conviene a los enemigos de la democracia. Y a los enemigos de la salud. A río revuelto, ganancia de ultras y ganancia de traficantes de las adicciones. Y no se deje engañar por ellos para sumarse a movidas desestabilizadoras. Nos va a tocar defender los principios básicos de la convivencia cívica y nuestro modelo de derechos y libertades mucho antes de que acudamos a las urnas. Quienes, por ejemplo, escenificaban ayer martes por la noche en el barrio sevillano de Pino Montano un acto de rebeldía y gritaban '¡Libertad!', prostituyendo esa palabra igual que cuando la pronuncian Trump o Maduro para enmascarar sus fechorías, en realidad solo contribuyen a confundir para enmascarar. Piénselo. ¿A quien le interesa propagar entre los jóvenes la imagen de que saltarse las normas es la actitud a imitar por las noches en las calles?