Los medios y los días

¿No haces lo que quiero? Me voy a la Mutua

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02 oct 2022 / 05:01 h - Actualizado: 02 oct 2022 / 04:00 h.
"Política","Los medios y los días"
  • Macarena Olona. / E.P.
    Macarena Olona. / E.P.

Por las pantallas de todas clases, en especial las de TV, pulula un insistente anuncio donde se ofrece una lección de firmeza total: si una persona tiene la más mínima queja de su aseguradora, que se vaya a la Mutua Madrileña y en paz. Como allí no va a estar en sitio alguno. Bueno, también se podría cambiar a las aseguradoras de nuestro jefe máximo, nuestro presidente y propietario don Antonio Morera Vallejo, esto lo digo para hacerle un poco la rosca, como está mandado, en agradecimiento a que me deje escribir aquí con enfoques que sería raro que me los aceptaran en los medios llamados relevantes, mientras más relevantes, menos libertad de expresión, más presiones. O sea, que menos lobos con la relevancia.

El anuncio me trae a la cabeza el mundo político que está ahí para que los plumillas como yo se metan con él, a la vista de que criticar a los que de verdad mandan exige ya mayor detenimiento en forma de libros o artículos más densos o científicos. Los que de verdad mandan no desean aparecer tanto en los medios de comunicación, hay bastante gente que se mete a político porque experimenta placer al aparecer en los medios, incluso placer masoquista cuando le dan badana. Que hablen de uno, aunque sea mal.

En Podemos, en el PP, en el PSOE, en IU, en todas partes, aparecen militantes que le dicen a la dirección: ¿no me das esto? Pues me voy a la Mutua, esto es, fundo otro partido. Cuando yo era un benjamín y no existían los partidos políticos, recuerdo una viñeta de Mingote que proyectaba una idea: en España, si se permitieran los partidos, habría tantos como habitantes, cada cual con el suyo, un español, un partido. Era un apoyo a la doctrina oficial del régimen de entonces y miren por dónde algo de verdad encerraba aquella viñeta y no algo exclusivo de España sino de toda sociedad humana, si bien la que tenemos más cerca es la española.

Podemos se ha partido en trozos que van a su bola. Hasta se ha roto el matrimonio emocional del tan criticado chalé. El niño Errejón se fue a la Mutua, la impulsiva Teresa Rodríguez fundó otra mutua y ahora se odia mutuamente con Podemos e IU. Dentro de IU hay más brazos que en el delta del Nilo. Cuando se fundó ya era una muchedumbre, se les coló hasta el Partido Humanista que era una secta a la que tuvieron que expulsar. Y se hallaban también disidentes del PSOE que en lugar de arrimarse a Izquierda Socialista -una corriente del PSOE a la que le dan una migaja electoral de vez en cuando- prefirieron una IU que sirvió al PCE para ocultar su bandera y sus herramientas, más o menos como hizo el PCI en Italia y el PCF en Francia y ya ven dónde están ahora. El único partido comunista occidental que se mantiene algo en pie es el de Portugal, el que ha renunciado menos a su identidad, el menos camaleón.

Vox dejó el PP y se fue a la Mutua. Y ahora le toca a Vox sufrir la misma medicina con Olona. Dice Vox que le importa un pepino que doña Macarena se haya ido a la Mutua. Ya será menos. Yo creo que, salvo robar votos, que ya es grave, poco tiene que hacer Macarena en la Mutua. Ahora bien, seamos comprensivos: ¿en qué contexto se ha educado todo este personal díscolo que aguanta menos que un cartucho de papel de arroz? Se han criado en los mundos de Yupi, con películas gringas de ésas del tú puedes, tú eres libre, tú, tú y tú, el mejor café Catunambú (eso es de mis tiempos, pero viene a cuento, mira, rima en asonante). Power to you, imita a los superhéroes, soy el rey del mambo, etc. Entonces ya sabemos que tienen las espaldas estrechas como para estar en política y apostar por una causa, como también sabemos que en política no hay causas, que todos se parecen y a la hora de hablar con hechos casi todos son amores. Parece como si estos clientes de la mutua política fueran de esos que les decían a sus mamás: “No quiero huevo”. “No te preocupes, hijo, que ahora te hago un filetito de pollo”. Y acaso se crean que lo externo es igual que esa burbuja que han experimentado en familia. Tal vez sepan que no es así la realidad, pero ellos no la aceptan, no están hechos para ser indios, todos quieren ser generales, cabezas de ratón en lugar de colas de león.