No tiene nombre...

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06 mar 2022 / 04:58 h - Actualizado: 02 mar 2022 / 22:02 h.
  • No tiene nombre...

No, no lo tiene. Cuando estos días pongo la televisión y veo las noticias sobre la terrorífica situación que se han visto obligados a soportar los ucranianos pienso justamente eso: «no tiene nombre». Los sentimientos se entremezclan: tristeza, indignación, horror, vergüenza, incredulidad... Todos ingredientes de un «cóctel» que sigo sin poder nombrar...

Cuando «la realidad supera a la ficción», cuando lo que vivimos excede todos los calificativos imaginables, sabes y sientes que te encuentras ante una situación «innombrable». La realidad de la guerra es tan brutal y devastadora... Hace que miles de personas se vean despojadas de sus hogares, de sus recuerdos, de sus trabajos, de SU país... En muchos casos, esta invasión injusta ha hecho que muchas personas hayan tenido que dejar atrás a sus familias, amigos e incluso, a no pocos se les está exigiendo el precio más alto: su propia vida.

El ladrón de humanidad

Repito: No-tiene-nombre... Y quizás no lo tenga porque los nombres están hechos para otorgar identidad, así tenemos bien presente que es precisamente eso lo que Putin intenta robarle al pueblo ucraniano, su identidad... Pero en ese vil y deshumanizado intento, la única identidad que se está diluyendo es la rusa, expulsada del deporte, de la cultura, de la economía... Ese «efecto boomerang» en negativo es lo único que se suelen llevar los ladrones de humanidad, como es el caso del Presidente ruso.

En su intento de despojar a inocentes de su dignidad como seres humanos, está siendo él (Putin) el despojado: de la credibilidad internacional, de sus aliados, de su «relato-excusa»... Mal destino aguarda siempre al que abusa... Si Tolstói levantara la cabeza, sentiría, como mínimo, sonrojo de ver quien lo representa, pues como él mismo relató en Guerra y Paz: «No hay grandeza donde faltan la sencillez, la bondad y la verdad».

Legítimos dueños de sus destinos

Esto no ha terminado, pero una cosa queda clara: Putin no ha ganado. La Comunidad Europea se ha organizado, la condena a esta locura es unánime.

El pueblo ucraniano está demostrando ser un ejemplo de determinación, de entereza, de valentía... Las ayudas, en forma de alimento y armamento, van en camino. Y una gran verdad se erige como faro en estos días oscuros: ¡resistid! Pues sóis los legítimos dueños de vuestros destinos.