No tocar a los muertos

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12 abr 2021 / 07:00 h - Actualizado: 11 abr 2021 / 21:45 h.
"Opinión"
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Durante estos meses de pandemia, he constatado algo que ocurre desde que el ser humano vivía en las cavernas y que seguirá pasando hasta el fin de los tiempos: la muerte es tabú y no somos capaces de superar ni lo que es, ni lo que significa, ni el misterio que arrastra un final seguro al que se enfrenta todo aquel que pasa por aquí.

Aquí se viene a morir, pero no hay forma de convertir ese momento en algo natural que ocurrirá nos pongamos como nos pongamos. Y por eso la muerte es tabú. Esta es una palabra importada por todos los idiomas del mundo. Salvo error por mi parte, el vocablo es de procedencia hawaiana o tahitiana y los significados son diversos. Me quedo con el que tiene que ver con la mitología, esto es, tabú es todo aquello que nos atrae tanto como nos resulta peligroso. Sabemos que algo ejerce una gran atracción sobre nosotros aunque intentamos no arrimarnos para que no acabe con lo que somos.

El caso es que estos últimos meses hemos convivido con la muerte y con los muertos de forma continua. Y no nos gusta nada. No me refiero a la tragedia de la muerte, al dolor que genera o a la ausencia que dejan los fallecidos; hablo de eso que aprendimos de pequeños los que tuvimos que velar a los muertos en las casas (antes los muertos no iban a un velatorio ni nada de eso; se mostraban en la cama, en el salón para que le pudieran ver) y que siguen aprendiendo los niños de hoy. Si un niño, como me pasó a mí mismo, se iba a acercar a tocar la mano del abuelo o del tío que había muerto, siempre había alguien que te decía que ni hablar, que a los muertos no se les toca. Tabú. Las casas se lavaban muy bien, se pintaban a veces, después de velar a los muertos. Tabú. Por ese sitio por el que pasa la muerte es mejor no pasar y se debe purificar. Tabú. ¿Le gustaría pasar esta noche en el cementerio? No, ni hablar, eso es tabú. Y, sin embargo, un cementerio por la noche es el lugar más seguro del planeta; los que están allí enterrados no se revuelven de ninguna de las maneras y los vivos no quieren pisar allí ni locos. Tabú.

No hay que confundir el tabú con no querer asumir un número de muertes determinadas como ha ido haciendo este Gobierno porque eso es, sencillamente, mentir y hacer política barata y sucia. Ese tema es otro bien distinto.

El último año hemos tenido que convivir con la muerte a diario. Sin tregua, sin piedad, sin sentido aparente alguno. Y sigue siendo tabú. Y lo seguirá siendo por siempre jamás. No tenemos remedio.