Viéndolas venir

O sea, a esquiar sí

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Álvaro Romero @aromerobernal1
19 ene 2021 / 06:43 h - Actualizado: 19 ene 2021 / 06:44 h.
"Viéndolas venir","Moda","Caza","Seguridad"
  • Esquiadores con mascarillas en la estación de esquí de Sierra Nevada. / Álex Cámara - E.P.
    Esquiadores con mascarillas en la estación de esquí de Sierra Nevada. / Álex Cámara - E.P.

Y a cazar, también. Sobre todo porque ahora mismo sigue siendo imprescindible el control de especies que se desmadran reproduciéndose y no es plan que sigan haciéndolo sin unos responsables cazadores que les metan sus buenos tiros. A dónde íbamos a llegar. Ni pandemia ni ostias. Lo explicó ayer así, más o menos, pero más fino, el vicepresidente de la Junta, Juan Marín. También explicó que, en efecto, como contempla el BOJA, se puede ir a esquiar con las correspondientes autorizaciones. No a cualquier sitio. A Sierra Nevada, o sea, con el forfait ese. Ese comodín del público me recuerda a las medidas de seguridad que siguen en todas partes, sobre todo en esas donde la protección contra el COVID se la repampinfla pero siempre llevan una eterna mascarilla colgando de una oreja. Sostenme el BOJA un segundo, porfa.

Os aseguro que pensé que era una broma. Un chascarrillo recurrente que habían inventado los enemigos del pijerío patrio, un chiste exagerado contra el gobierno del cambio, un montaje manipulado de los que siempre se quejan de todo lo que se les ocurra a quienes velan sin pegar ojo por nuestra seguridad.

Pero que el coronavirus esté mordiendo como nunca, salvajemente y sin control, como ni siquiera lo había imaginado nadie en los peores momentos del año pasado y que la Junta permita movilizaciones para ir a esquiar o a cazar no solo sirve para darnos de bruces contra la ciega administración cuyos hilos de marioneta mueven los listos de siempre, sino para llorar por el año perdido que lleva toda esa buena gente que cumple escrupulosamente todas las normas, prácticamente encerrados, y que sin embargo también son presa fácil del COVID porque los privilegios son solo de algunos y las posibilidades de contagio, de todos por igual. Desde luego, es fácil democratizar la desgracia.

El resto ya no tanto, claro. Porque de caza va quien va y a esquiar, toda esa gente que mantiene las buenas costumbres, además de quienes no las mantienen pero saltan de moda en moda para no ser menos de nunca se sabe quién.

Hoy mismo, mientras los agentes tienen la obligación de dejar pasar a quienes se recorren Andalucía como si no pasara nada porque el propio gobierno quiere disfrazarlos de deportistas, otros agentes tendrán la obligación de dar el alto a muchas mujeres que se bajan de un autobús atestado para ir a limpiar escaleras a la capital. Les pedirán el permiso y ellas se lo buscarán en las entretelas de su dignidad mancillada. También pararán a quienes llevan a algún familiar al hospital y tendrán que demostrarlo, aunque sea con las lágrimas que no les quedan.

En fin, que no todo el mundo es un cayetano con una pala quitanieves, de los que sudan por nuestra tierra, y en la Junta lo saben.