Desvariando

O somos demócratas o no lo somos

Image
Manuel Bohórquez @BohorquezCas
21 abr 2019 / 11:02 h - Actualizado: 21 abr 2019 / 11:05 h.
"Desvariando"
  • O somos demócratas o no lo somos

¿Se celebrarán alguna vez en nuestro país unas elecciones generales en las que todo gire en torno a la normalidad de un país democrático? Mucho tendríamos que cambiar para que eso ocurriera, y ojalá seamos capaces de hacerlo algún día. O sea, llegar a entender que la democracia es un sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho de todos a elegir a los gobernantes. Nos es demócrata quien intenta impedir que cualquier candidato, de cualquier ideología y partido, quiera ir a una ciudad determinada a dar a conocer su programa electoral. Si no logramos ver esto como algo normal en unas elecciones, esto es, que Ciudadanos o el PP son partidos tan legítimos como el Partido Socialista o Podemos, cualquier resultado puede ser cuestionado. En este sentido me ha sorprendido mucho que en estas elecciones hayamos visto al líder de Vox y candidato a la presidencia de España, Santiago Abascal, decir en televisión que hay que ir a votar sin miedo, y a Pedro Sánchez meter miedo con la derecha o las derechas. Y resulta que el demócrata es Sánchez, no Abascal. En las redes sociales ha habido una campaña de descrédito, dura y ofensiva, contra Pablo Casado, por ser el candidato más potente de la derecha y el que más posibilidades tiene de poder gobernar, aunque sea pactando con Ciudadanos y Vox. Esa misma campaña se llevó a cabo en las pasadas elecciones contra Podemos, hasta el punto de ser presuntamente espiado por el partido en el Gobierno. El juego sucio es normal en la política, entre partidos, pero esto que está pasando en esta campaña electoral es algo vergonzoso y pase lo que pase el domingo siempre nos va a quedar la duda de si todo hubiera sido distinto de no haberla ensuciado con escraches, actos violentos, insultos y descalificaciones entre unos y otros. Sin el miedo, algo que habría que desterrar de la política española de una puñetera vez, porque democracia es libertad. Y no pasa nada por no ser demócrata, porque a nadie se le puede obligar a serlo, como no se le puede obligar a ser de izquierdas, monárquico o independentista. Llevándolo un poco al terreno del flamenco, que es el mío, recuerdo cuando había que ser mairenista sí o sí. Si no lo eras no salías en la foto. O antimorentista. Si eras defensor de Enrique Morente y sus innovaciones no podías ser un buen aficionado o un buen crítico. Pero una cosa es el flamenco, la música, y otra la política. Llevamos siglos matándonos por las ideas políticas, en España y fuera de nuestro país, porque nos han educado en el odio al contrario o al que piensa diferente. ¿Por qué tengo que odiar a alguien de derechas, en nombre de qué o de quién? Soy hijo de un jornalero y de una trabajadora del campo que también limpió las casas de los señoritos del pueblo, de los que me siento orgulloso, aunque ya no estén a mi vera. ¿Por eso tengo que odiar a Casado o a Rivera? ¿Y por eso no puedo ser crítico con Sánchez, Garzón o Pablo Iglesias? ¿Qué mierda de democracia es esta? Voy a ir a votar el domingo, sí. Lo he hecho toda mi vida y siempre he votado al Partido Comunista. Esta vez no lo voy a hacer porque estoy enfadado con la izquierda y no tendría sentido alguno darle mi confianza. Votaré en blanco como protesta por lo que está pasando y, sobre todo, porque no tengo ya a quien votar.