Los medios y los días

Oigan, programa, programa, programa

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26 nov 2021 / 04:00 h - Actualizado: 26 nov 2021 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aplaude junto a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante el pleno celebrado este jueves en el Congreso. EFE/Juan Carlos Hidalgo
    El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aplaude junto a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante el pleno celebrado este jueves en el Congreso. EFE/Juan Carlos Hidalgo

Yolanda Díaz quiere construir una UCD pero a la izquierda del PSOE, una IU corregida y aumentada, con Más País, con el frente andalucista de Teresa Rodríguez, con los podemitas catalanes, gallegos, con las diversas mareas y demás nombres curiosos que se usan ahora para marcar diferencias entre los diversos segmentos de la izquierda a la izquierda de esa mezcla de izquierda y derecha que es la socialdemocracia, la izquierdecha, como me permito llamarla yo. En esencia, lo de siempre en la izquierda pero ahora con el acento posmoderno que consiste en que unas personas educadas en y por el capitalismo más agresivo, persuasor, totalitario y doctrinario, desean cambiar la cultura que mamaron y sin embargo ese aspecto se nota demasiado, por ejemplo, en la cantidad de escisiones y follones internos que ha sufrido y sufre Podemos en sus pocos años de existencia y encima ostentando poder, momento en el que, se supone, hay que sentar un poco la cabeza y dominar emociones y personalismos. La paradoja es que Estados Unidos ha educado a los que pretenden ser los revolucionarios del mañana. Les deseo toda la suerte del mundo porque es lo que hay, por el momento.

La señora Díaz afirma además que ella lo que quiere ahora es gobernar, gobernar y gobernar. Muy lindo, pero eso y lo de la coalición de revolucionarios y revolucionarias, ¿con qué programa, programa, programa piensa hacerlo? Parece como si Yolanda Díaz quisiera recoger las aceitunas antes de sembrar los olivos y además que esas aceitunas no cargaran con aranceles. Si hay tantas izquierdas en la izquierda a la izquierda del PSOE debe ser porque todas tienen un programa diferente. Si no fuera así, se trataría de una burla al público y de una exhibición de reinos taifas y de egocentrismos. Díaz sostiene que si comprueba esto último ella se va de ahí. Espero que por su salud mental y por los votantes de esa potencial “unión popular” no deba hacerlo, sospecho que ella sospecha que debe tener la maleta abierta por si acaso, ¿tendrá agallas para cumplir lo que dice?

¿Cuál es el programa, programa, programa de esa futura izquierda? ¿Aún está por hacer? Entonces, cuando sus líderes se sienten a negociar, si se sientan, ¿sobre qué van a negociar?, ¿qué proyecto van a colocar ante sus probables votantes? Supongo que será lo de siempre: la igualdad -que no existe, es pura quimera-, la solidaridad -que no existe, es pura entelequia-, la España blandita y líquida -que nada tiene que ver con la firmeza de la izquierda que ha logrado triunfos en el mundo-, los nacionalismos y separatismos de unos y de otros, las defensas de sus distintos territorios o virreinatos, mucho hablar de los vulnerables que van a acabar por instalar la dictadura del subvencionado y ya me dirán qué tiene eso que ver con la doctrina de la izquierda dominadora a través de un estado fuerte y a la vez propio del siglo XXI. Y por supuesto el aborto como método anticonceptivo y mucho ataque a la religión católica, ni siquiera a toda religión -ya puestos- sino a la católica que es como escupir al cielo y que te caiga la saliva en la cara porque la Iglesia es una parte sustancial de nuestra cultura, queramos o no, nos guste o no.

No sé, veremos lo que sale de tan loable empeño de doña Yolanda Díaz, si brota la unidad aún habrá que ver en el futuro cómo se comporta esa unión. Claro que para entonces ya estaría votada y sentada en sillones de poder, ante el desencanto de sus votantes. Para sentarse con el PSOE, Anguita pedía una y otra vez programa, programa, programa. Lo triste es que ahora no hay PSOE, se supone que a la socialdemocracia traidora de la causa obrera se la deja de lado. Y, aun así, hay que exigir programa, programa, programa. Claro, porque las Yolandas, las Inés, los Errejón, las Adas, todo eso son sólo nombres y además por el momento sin nada destacado en sus currículos. Envejecerán, pasarán y morirán aunque a él y a ellas pueda que les parezca algo muy lejano. Pero los programas permanecen.