Pablo Iglesias ‘el deslenguado’

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09 feb 2021 / 08:49 h - Actualizado: 09 feb 2021 / 09:03 h.
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  • Pablo Iglesias. / EFE
    Pablo Iglesias. / EFE

Ya no sé cómo consolar a Pablo Iglesias. Me da una lástima terrible todo lo que está sufriendo esta criatura desde que es vicepresidente segundo del Gobierno de España. A este muchacho ya no le consolamos ni pagando niñeras, ni con chalets, ni con nada de nada. No hay derecho a lo que está pasando, de verdad.

Hace unos días, dijo que él nada de poder, que una cosa era estar en el Gobierno y otra estar en el poder. Pobrecillo. (Traducción simultánea: estar en el Gobierno no te permite hacer lo que te sale del moño y menos si te han puesto en el cargo por no tener otro remedio el Sánchez este, que no deja ni las migajas a los demás, me cago en la leche ya). Ahora dice que «no hay una situación de plena normalidad política y democrática en España». (Traducción simultánea: ya que tenemos elecciones autonómicas en Cataluña tengo que decir que, a ustedes mis queridos y oprimidos catalanes, si pudiera soltaría a todos esos políticos que se pasaron de la raya y así me podrían ustedes votar sin temor a equivocarse).

Pobre Pablo Iglesias, ese hombre que siempre luchó por la igualdad de clases (salvo al firmar alguna hipoteca) y ahora se encuentra secuestrado por un Gobierno que no es plenamente demócrata y en un país lleno de opresores que encarcelan a personas inocentes y bondadosas por el simple hecho de serlo.

¿Pedro Sánchez ha dicho algo? No. Si el otro es la parte cómica de esta opereta, este es el villano que maneja los hilos desde las sombras. Este deja que el otro se queme y así mata varios pájaros de un tiro para poder enseñar la presa que más le conviene en cada momento. Y el pobre Iglesias haciéndole el juego sucio sin rechistar. Todo presidente que quiera parecerlo ha de sentar a un bocazas a su mesa.

No sé si Pablo Iglesias me provoca esta enorme ternura por su afición a ver series en televisión o por ser un político tan deslenguado creyendo que lo suyo es intrepidez y no estupidez. A este ya no le encarrilamos ni de coña.

En cualquier caso, la pregunta es ¿qué hace este chico metido hasta las trancas en política, sufriendo de esta manera?