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Irene Montero y Pablo Iglesias. / EFE
En España se produce un porcentaje bajísimo de denuncias falsas en el ámbito de la violencia de género, el acoso de los hombres a las mujeres y en el de todo lo que tiene que ver con la igualdad. Eso dicen las estadísticas y eso es lo que hay que creer. No hay motivo alguno para dudar de esos datos.
La Audiencia Provincial de Madrid ha ratificado la condena a la abogada de Podemos y de Pablo Iglesias, Marta Flor, por inventarse el acoso sexual al que habría sido sometida (si fuese cierto) por otro abogado, José Manuel Calvente, el que fue purgado de Podemos por la dirección del partido.
Ya hay que tener mala suerte. Le ha tenido que tocar a Pablo Iglesias la denuncia falsa. Y les garantizo que no estoy siendo frívolo. Lo digo completamente en serio. Además, soy de los que piensan que las bromas con la violencia de género han de ser las justitas.
En cualquier caso, habrá que esperar a que Pablo Iglesias dimita. Seguro que pronto comunica su decisión irrevocable puesto que, por mucho menos, él ha pedido dimisiones a diestro y siniestro. Seguro que es cosa de horas. Además, desde el Ministerio de Igualdad se le pedirá esa dimisión de inmediato. No creo que en ese Ministerio hagan la vista gorda con algo así aunque la ministra titular sea Irene Montero. Esa mujer tiene muy claro lo que es la igualdad, la justicia y dónde están las líneas rojas que no se pueden cruzar jamás.
Sería una desvergüenza si tratasen de dejarlo pasar como si no hubiera ocurrido nada de nada.
Esto es lo que hemos votado y esto es de lo que estamos disfrutando. Con asco y vergüenza.
Y, mientras, Pedro Sánchez, utilizando a este pobrecito que cree que se está saliendo con la suya cuando, en realidad, le están fulminando. Ya hay que estar cegado por el poder y la buena vida. Pobre.