La Tostá

Paco Sánchez en el Alamillo

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
16 jul 2021 / 08:06 h - Actualizado: 16 jul 2021 / 08:07 h.
"La Tostá"
  • Foto: Quico Pérez-Ventana
    Foto: Quico Pérez-Ventana

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No creo que haya alguien en el mundo del flamenco que no sepa quién es el fotógrafo y profesional de la radio Paco Sánchez, de Dos Hermanas y desde hace años vecino de Valencina de la Concepción. Ha habido grandes fotógrafos en el flamenco, desde Beauchy a Pepe Lamarca, pero Sánchez es el fotógrafo de la jondología patria. Tiene un archivo de medio millón de fotografías y podría contar a través de ellas la historia del último medio siglo del flamenco. Algunas, de Mairena, Camarón o Farruco, deberían estar en todos los museos fotográficos del mundo. Anoche recibió un más que merecido homenaje en los Veranillos Flamencos del Alamillo, que gestionan Manuel Álvarez y Elena, su señora, de manera desinteresada y brillante. El patio del Cortijo del Alamillo no estaba lleno por las limitaciones de aforo debido al virus, pero presentaba un aspecto estupendo, con personas de peñas flamencas y aficionados en general. Noche calurosa, aunque al final se movió un poco el aire y se estaba de lujo. Paco respondió a algunas preguntas de Manuel Álvarez sobre su carrera en la radio, primero en Radio Valme y luego en La Voz del Guadalquivir, de la calle Apontes, donde yo iba a ver a Miguel Acal, uno de mis referentes en la crítica flamenca. Desde entonces conozco a Sánchez, desde los setenta, cuando iba a los festivales con su cámara al hombro. Y ahí sigue, sin desmayo, aumentando el archivo cada día y exponiendo donde reclaman su obra. No sé si es el mejor fotógrafo flamenco de la historia, pero desde luego es el más afanoso y no hay festival en el mundo donde no haya expuesto. Ni libro, revista o periódico que no haya publicado alguna fotografía suya en blanco y negro o color. Anoche, los Veranillos Flamencos del Alamillo no solo rindió honores a un histórico de la radio y la fotografía, sino a una época irrepetible del flamenco, la que va desde los sesenta a los noventa. Paco la ha contado con sus cámaras de una manera única, las fatigas de Agujetas, la maestría de Mairena y la majestad de Matilde Coral o Manuela Carrasco. Estaba feliz con su esposa, sus dos hijas y sus nietos, agradecido y emocionado. La labor de Manuel Álvarez y señora, grandes aficionados, es francamente admirable. Para homenajear a Paco actuaron el veterano cantaor Isidoro Ramos, y los jóvenes Rosario Amador y Manuel de Tamara, con los guitarristas Luis Amador, Nicolás Ramos y Manolito Herrera hijo. Preciosa noche en honor de un gran maestro.