Hace un par de semanas escribí de cómo la Administración debe apoyar la transferencia de conocimiento hacia las empresas. También comentaba que una de las herramientas más potentes y eficientes para hacerlo es a través de centros tecnológicos.
El pasado día 30 de diciembre leí un artículo de Levante-EMV digital en el que se decía que el Consell de la Comunitat Valenciana había aprobado 13,53 millones de euros para los 12 centros tecnológicos valencianos para el ejercicio 2015. Estas dotaciones presupuestarias corresponden a la convocatoria anual del Plan Estratégico Director de las Políticas para la Red de Centros Tecnológicos de la Comunidad Valenciana.
Hay que saber que la Comunidad Valenciana, Cataluña, Navarra y País Vasco son las comunidades con más años de experiencia en hacer transferencia de conocimiento, y sus modelos de centros tecnológicos están más arraigados y son más estables que en Andalucía; muchos de ellos tienen más de 40 años de trayectoria. Nada comparado con los centros andaluces que no cuentan de media con más de siete u ocho años.
Estas regiones de España tienen entidades que realizan innovación para las empresas de su entorno con años de éxito y eso, sin duda, es una parte importante de su economía. En Andalucía, que hace diez años no había una política clara de innovación para las empresas, se ha adquirido ese modelo y se puso en marcha entre 2007 y 2013. Ahora necesita continuidad, la aprobación del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (Paidi) y su correspondiente orden de incentivos para centros tecnológicos debe ser una prioridad, cada día que pasa es un día perdido. ~