La Tostá

¿Para cuándo un gesto con el flamenco?

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
29 jul 2020 / 07:56 h - Actualizado: 29 jul 2020 / 08:11 h.
"La Tostá"
  • ¿Para cuándo un gesto con el flamenco?

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A veces busco en Internet a artistas flamencos del XIX, por ver si aparece algo que me pueda servir, y descubro atónito el poco rigor que hay en algunas instituciones públicas o privadas. En la web de la Real Academia de la Historia, por ejemplo, se pueden leer algunas biografías de esos artistas tan fundamentales en la historia del género flamenco, sin ningún rigor. Ni siquiera actualizan las biografías, que es algo que deberían hacer porque se está investigando mucho y cada día hay más datos sobre ellos. No le costaría mucho al Instituto Andaluz del Flamenco contar con la colaboración de algunos investigadores para dar una información veraz en su página web. Se ocupan a veces de figuras históricas y lo que hacen es mangar en portales flamencos de cierta solvencia, y esto da una imagen penosa de esta institución pública que pagamos entre todos los andaluces. Cada día son más los jóvenes que entran a diario en Internet a buscar datos sobre las primeras figuras del flamenco, bien por mera curiosidad de aficionados o porque quieren hacer algún trabajo de fin de curso. ¿Dónde se documentan? Supongo que si ponen un nombre, por ejemplo, Manuel Molina, el decimonónico cantaor jerezano, y les aparece una biografía en la Real Academia de la Historia, darán por ciertos todos los datos que aparezcan por lo que representa esta institución. Y no hay una sola biografía que se pueda salvar. O sea, que en la tierra del flamenco interesa poco este arte, y mucho menos la historia o la vida de sus creadores. Somos en España media docena de investigadores dedicados a la difícil labor de buscar datos sobre aquellos pioneros de este arte, que jamás recibimos ningún tipo de ayuda económica por parte de las administraciones públicas. Recuerdo ahora que cuando descubrí que el bolero Miguel de la Barrera y Quintana, El Platero, era de Antequera y no sevillano, llevé a cabo una investigación y cuando localicé al fin su partida de bautismo me costó más de treinta euros que el Arzobispado de Málaga me la mandara a casa a través de un servicio de mensajería. ¿Se imaginan cuántos documentos de este tipo he tenido que pagar de mi propio bolsillo para el trabajo que empecé hace décadas de biografiar a todos los artistas flamencos sevillanos del XIX, o de otras provincias andaluzas que hicieron su vida aquí? Cientos. Como para que después te llamen de la Real Academia de la Historia y te ofrezcan que colabores, gratis, en que en su web aparezcan el Planeta, Silverio o la Cuenca con un mínimo rigor en los datos.