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Viéndolas venir

Pasar de curso, y de todo

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Álvaro Romero @aromerobernal1
18 nov 2021 / 07:55 h - Actualizado: 18 nov 2021 / 09:13 h.
"Viéndolas venir"
  • La ministra Portavoz y de Política Territorial, Isabel Rodríguez; la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; y la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, a su llegada a una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en el Complejo de La Moncloa. /A.Ortega.POOL - Europa Press
    La ministra Portavoz y de Política Territorial, Isabel Rodríguez; la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; y la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, a su llegada a una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en el Complejo de La Moncloa. /A.Ortega.POOL - Europa Press

Creo que es verdaderamente un cáncer de la izquierda española esa doctrina de que pasar de curso sin merecerlo es de izquierdas. No lo es, en absoluto. Aunque ciertos izquierdistas piensen que el sacrificio, el esfuerzo y la voluntad son de derechas. En realidad, el conocimiento, si tiene orientaciones, son las de los cuatro puntos cardinales. Y seguir devaluando la Educación Pública tendrá las mismas consecuencias que esa devaluación de la Sanidad Pública que tanto se critica: que quien quiera una formación en condiciones, como Dios manda -no sé si esto es de derechas-, se la tendrá que pagar.

Quiero decir con esto que ese guirigay pedagógico que se monta en los despachos de a quienes no les importa lo que sucede en un aula le hace un favor grandísimo a quienes aspiran a convertirlo todo en un negocio. Y eso querrá decir que la derecha cínica y la izquierda absurda se terminarán tocando como todo lo malo: por sus extremos.

No sé si alguien ha pensado que democratizar los aprobados para que nadie pierda oportunidades de sacar su titulito es mejorar la democracia. No sé si alguien ha llegado a pensar que dar facilidades a tutiplén para que sea dificilísimo repetir y así reducir sobresalientemente el fracaso escolar le hace bien a alguien. Algunos sí sabemos a quién beneficia: a quien está esperando que estudiar en la pública no termine siendo garantía de lo que soñamos quienes creemos en ella, sino garantía de otra cosa, y entonces se opte porque la enseñanza termine valiendo lo que cueste, incluido el esfuerzo y su precio más iva. Y eso será tristísimo, porque nuestros padres han luchado y se han ilusionado hasta lo indecible para que sus nietos no tuvieran que tener padres necesariamente ricos para enriquecerse ellos como personas.

Será triste porque todo este aparente aperturismo, todo esta falsa creencia de que todo está en internet y las clases son un entretenimiento mientras se fomenta exclusivamente la felicidad, será el primer paso hacia una sociedad dividida nuevamente en dos: la de las élites que saben de dónde vienen y adónde van y la del resto, que ni siquiera se ha parado a pensarlo porque creyó que ya alguien pensaba por ellos.