La Tostá

Pasión por la cocina tradicional

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
18 ene 2023 / 09:58 h - Actualizado: 18 ene 2023 / 10:03 h.
"Gastronomía","La Tostá"
  • Pasión por la cocina tradicional

Cuando era niño quería aprender a cocinar y mi madre, una mujer de su tiempo –o sea, chapada a la antigua-, se negaba a que aprendiera a descuartizar un pollo o limpiar el pescado. Cuando me ponía muy pesado, decía, “bueno, venga”, pero iba y cerraba la puerta de la calle para que no me vieran los vecinos con un delantal. En casa se hacían mucho los guisos caseros: el potaje de garbanzos, el puchero de toda la vida, los estofados de carne, el pollo en salsa, al ajillo o empanado, los alcauciles, la sopa de pescado o el menudo. No faltaban las habas, los espárragos trigueros, las tagarninas o los caracoles, como en todas las casas de los pueblos. Más de medio siglo después, estos guisos siguen siendo la base de mi alimentación. En casa se usa a diario una olla, una cacerola o un perol. No soy de bocadillos, ni de ir a un bar a por un pollo de esos de las máquinas, aunque alguna vez lo hice, sobre todo cuando vivía en Sevilla. Desde hace unos días hago mi propio pan en casa, cien por cien integral, que es una maravilla. Me cansé de ese pan de las tiendas, blanco, que en dos días es una piedra. No uso el congelador, hago la compra cada día del año. Que un día quiero pollo al estilo de Cuatro Vientos, voy a por un pollo. Que me apetece pescado, voy a la pescadería del pueblo o a Mercadona. Que toca una sopa de verdura para limpiar las tripas, a la frutería, que las de los pueblos suelen tener verdura de temporada y a veces hay espárragos o tagarninas. No se lo creerán, pero en el desayuno ya estoy pensando en el almuerzo, y en el almuerzo, en la cena. Cocinar requiere tiempo, es cierto, pero eso de trabajar en casa ayuda y entre artículo y artículo se pelan unas patatas o se limpian dos caballas para hacerlas con fideos al estilo de los gitanos del Puerto de Santa María. No tendría ningún sentido vivir en el campo y comer platos precocinados, con lo bueno que está un buen guiso tradicional, unas papas a lo pobre o una sopa malagueña de alcachofas, que es lo que almorzaré hoy para combatir el frío. Antes de almorzar, quizá una tapita de morcilla de Calera de león, con pan integral, un mostito de El Bolero y unas aceitunas prietas de Arahal, pocas, que engordan porque son calóricas. La morcilla también, pero me importa un pimiento la línea porque ya he ligado todo lo que tenía que ligar. O sea, menos que un submarino en un lebrillo.