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Los medios y los días

Perimétrame otra vez

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10 nov 2020 / 04:00 h - Actualizado: 10 nov 2020 / 04:00 h.
"Policía Local","Los medios y los días","Coronavirus"
  • Control policial del cierre perimetral. / E.P.
    Control policial del cierre perimetral. / E.P.

Ya lo sabe todo el mundo: “Andalucía decreta el cierre perimetral de todos sus municipios y cierra la actividad no esencial a las 18.00 horas”. Lo del confinamiento lo tengo claro: cada uno en su casa y Dios en la de todos. Lo del toque de queda también: cada mochuelo a su olivo menos las fuerzas del orden y el boticario de la esquina, entre otras personalidades logísticas con permiso castrense. El nuestro es como un toque de queda de entrenamiento -aunque hay quien se lo toma a cachondeo- pero debemos cumplirlo, si bien los toques de queda son mucho más serios, yo estuve cerca de uno cuando me hallaba de estancia académica en Cartagena de Indias (Colombia). Fue en 1999. Entonces, el ministro de defensa colombiano, Rodrigo Lloreda Caicedo, luego de discutir intensamente con el presidente Andrés Pastrana, al que le mostró su disconformidad con la forma en que estaba llevando el proceso de paz con la guerrilla, dimitió y con él se solidarizaron nada menos que 16 generales y decenas de coroneles. Fueron palabras mayores, nos confinaron en el hotel a los profesores extranjeros. Dos o tres que éramos también periodistas logramos salir a ver el ambiente, todo lleno de soldaditos, y digo soldaditos porque eran muchachos muy jóvenes, a algunos el fusil casi los igualaba en altura. Fue algo acojonante de todas formas, menos mal que el ministro era una persona cabal, y además Estados Unidos no apoyaba aquello.

Ahora todo lo más que veo en tono castrense es al coche de la policía local de Villanueva del Ariscal que es donde vivo -y muy tranquilo- que pasa por delante de la ventana de mi hogar anunciando en plan firme que ha llegado el toque de queda y por consiguiente quédate en tu casa, ciudadano, que esto va en serio. A mí me recuerda la película Casablanca, me da la impresión de que el amante le va a decir a la amante o viceversa: “Amor mío, siempre nos quedará París”, solo que, adaptado a Villanueva, yo diría: “Cariño, siempre nos quedará el mosto del Mellizo hasta las 18 horas que es como merendar vino”.

Villanueva está en el Aljarafe y perimetrar el Aljarafe es ponerle puertas al campo, nunca mejor dicho. A la entrada del pueblo hay un Cash Fresh que no pertenece a Villanueva en su totalidad sino a Espartinas, como les ocurre a otras zonas del pueblo o pegadas a él. En el supermercado que tengo más cerca de mi casa, el Suma, no hay ya botellas de gazpacho fresco, de modo que tendré que ir al Cash Fresh o al Mercadona de Espartinas a ver si allí tienen porque para mí el gazpacho es una adicción, sea hecho en casa o en Salteras o en Umbrete. Si todo el año hay Coca Cola que sirve para desatascar el lavabo y hasta máquinas que expenden esta bebida y su hermana Fanta que sabe a un jarabe con vitamina C, ¿por qué no hay gazpacho todo el año aunque los tomates no sean del todo buenos? ¿Por qué no hay máquinas de gazpacho? ¿Por qué han muerto también las gazpacherías que empezaron cuando la Expo del 92? ¿No estamos en la mundialización?

Ya sé, tengo permiso para ir a comprar alimento. Mi médico se ubica en Olivares, mi dentista en Sanlúcar la Mayor, mi cristalero y la tienda Movistar -oye, que el smartphone no es ninguna tontería- también en Sanlúcar. Luego están miles de nativos del Aljarafe -porque yo soy del barrio de San Vicente, de Sevilla- que tienen a su madre, ya mayor, en un pueblo, a su hermana en otro, a su hermano en otro y ellos trabajan en otro. No hay problema, uno va y viene, pero lo digo por el aperreo y las explicaciones a la autoridad, tal vez por eso no veo nunca a ninguna entre semana, porque perimetrar el Aljarafe es regresar al feudalismo. Joder, si es que en la zona Tomares-Bormujos-San Juan-Mairena hay calles donde una acera es un pueblo y la de enfrente otro, ¿vamos a poner un guardia fronterizo en cada acera?

¡Cuántos obstáculos nos está trayendo el microbio de Wuhan! Nace en Wuhan y termina en una bodega de la ruta del mosto aljarafeño, qué pequeño es el mundo. En Sevilla tenemos un estadio llamado Olímpico -ya en transición- construido en los términos municipales de Sevilla y Santiponce, eso significa que si una señora se pone súbitamente de parto allí y tienen que atenderla los municipales, el niño puede ser o de Sevilla o de Santiponce sin salir del recinto. El asunto se puede complicar más aún con el perimetraje: en Galicia he conocido a gente que vive en una casa cuyo comedor y cocina están en un pueblo mientras que los dormitorios son de otro, ¿les pondrán un guardia dentro de la casa?, ¿pasará eso en el Aljarafe? No, esto de los perímetros no va conmigo aunque me hayan reperimetrado otra vez.