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Un momento de ‘Pesadilla en el paraíso’. Mediaset.
Los que se dedican a hacer televisión basura no parecen conocer los límites de la ética, de la moral, del buen gusto o de lo correcto. Y si, en alguna ocasión, pudiera parecer que se toca fondo en esa parcela de la realidad, pronto se descubre que todo es un espejismo. Lo malo puede ser, siempre, peor si estamos hablando del estercolero televisivo y esta es una premisa que se cumple sin remedio.
Se ha estrenado un programa llamado ‘Pesadilla en el paraíso’. En realidad, no sé qué objetivo se persigue con algo tan estúpido como agrupar a una serie de personas en un lugar sin agua corriente, sin luz y sin un mínimo de comodidades. Peleas, gritos y aberraciones, supongo que son el objetivo. El caso es que el programa es un tostón, los debates que se emiten alrededor resultan reiterativos y parece que son un calco de los que se hacen en otros programas, y los protagonistas vuelven a ser los mismos (al menos los principales). Los mismos presentadores, los mismos colaboradores, los mismos participantes...
Todo lo que ofrece este programa está acartonado y falso. Por ejemplo, vemos en el plató a Raquel Lozano, la joven que dice haber tenido un romance más que efímero con Omar Sánchez (este está participando en este nuevo reality). Todo lo que ha pasado durante las últimas semanas apestaba a montaje burdo e insultante para la inteligencia de las personas. Escuchando a esta chica, se cae el alma de cualquiera a sus pies (a los de uno mismo) comprobando que lo casposo no tiene límites. Si alguien tiene ganas de investigar lo que hay de verdad en lo que cuenta esta mujer que pregunte. Es todo tan chusco que se sabe la verdad en unos minutos haciendo cuatro preguntas en los lugares y a las personas adecuadas. Eso sí, ha logrado que se hable de ella una vez más aunque lo que pinta en la televisión es nada o menos. Volverá a desaparecer en muy poco tiempo porque no vende un chicle ni ella ni lo que dice. Y así todo lo que se enreda sobre el eje de un programa que fracasará.
Que si una se asea desnuda, que si otro quiere besar a otra que le dice que ni hablar, que si se escapa un caballo al galope... Todo profundo, todo interesante a más no poder.
Penoso.