Pinturas, casas, estatuas, ruinas y fibra óptica: José Ramón Sierra en el COAS

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28 oct 2019 / 09:55 h - Actualizado: 28 oct 2019 / 09:59 h.
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  • Pinturas, casas, estatuas, ruinas y fibra óptica: José Ramón Sierra en el COAS

La XVIII Semana de la Arquitectura (que comenzó el 7 de Octubre, aunque los actos van a durar hasta fin de mes con la entrega de los Premios de este año en las diferentes modalidades (Rehabilitación, Restauración, edificios de nueva planta, etc.), cuyas fotos, fichas técnicas y documentales se podrán “transitar” (mejor que verse) en la Alameda de Hércules, tuvieron su inicio con la apertura en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla (COAS) -su impulsor principal- de la Exposición de un autor tan poliédrico, como es José Ramón Sierra.

Todas las actividades que el COAS ha venido realizando para esta edición (conferencias, visitas guiadas, etc.), tuvieron su inicio con los discursos de presentación por parte de la actual Decana, Cristina Murillo, del Secretario General de Infraestructuras, Movilidad y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, Andrés Gutiérrez Istria, el Teniente de Alcalde Delegado de Cultura, Deportes y Hábitat Urbano del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz, la Delegada Territorial de Fomento, Cultura y Patrimonio Histórico Susana Cayuelas, y quien se encargó de la presentación de la muestra, Miguel Ángel de la Cova.

El título “Pinturas, casas, estatuas, ruinas y fibra óptica” puede que responda a esos criptogramas que tanto le agradan y que encierran muchas –por no decir que todas- las obras plásticas de José Ramón Sierra (Olivares, Sevilla, 1945). Sobre todo con las que –en principio- nada tendrían que ver con el hecho de que sea arquitecto, catedrático en la E.S.T. de Arquitectura de Sevilla, escritor en el sentido de historiador, comentarista, conferenciante y divulgador de la arquitectura.

Pinturas, casas, estatuas, ruinas y fibra óptica: José Ramón Sierra en el COAS

Ocurre que José Ramón Sierra desde sus comienzos en la segunda mitad de los años 60 hasta ahora, ha ido simultaneando todas las versiones posibles de la arquitectura (viviendas colectivas, casas individuales, edificios para entidades públicas o empresas privadas,...), con el hecho de ser también artista plástico, diseñador industrial y gráfico, de muebles, lámparas u otros objetos, estableciendo para cada una de estas facetas creativas, un corpus por así decirlo, diferenciado.

La geometría rigurosa que utiliza para los planos, volúmenes, luces, formas y espacios de sus edificaciones, aparentemente se desestructura en estas creaciones que presenta ahora, algunas de las cuales las ha mostrado ya y otras nuevas, que se unirán a las que compondrán su siguiente exposición en Málaga, lo que supondría la antológica que quisiéramos ver recopilada ya.

Dicho esto, mucho de arquitectura, escultura, dibujo y pintura, se unifican aquí, por su concepto personal de la espacialidad. Cajas que se abren a modo de retablos, tablas polípticos donde incorpora las cosas más inverosímiles: tallas antiguas, trozos de platos, tazas, lienzos, conchas marinas, marcos, listones, molduras, ...adosadas a una serie de trazos que unifican el color o lo contrarrestan y ensamblados a la manera de collages en 3 dimensiones.

Desde el punto de vista de la arquitectura, mucho se ha dicho ya sobre José Ramón Sierra, sobre todo las páginas que le dedicó el también arquitecto y querido maestro Víctor Pérez Escolano para lo que remito a su texto en “Recolectores Urbanos” que puede consultarse en internet.

Desde el punto de vista de la escultura y pintura, puede que motivado por uno de los títulos de una de sus obras expuesta también aquí “Dadá en casa”, ha podido relacionarse en cierto modo con el surrealismo por aquello del “objet trouvé”. Pero no es sólo eso. De ser así simplificaríamos mucho las cosas y en su producción pueden entreverse ciertamente recuerdos lejanos de Duchamps, al tiempo que de Mondrian, de Zóbel, de Tapies, de los expresionistas abstractos, los pioneros de la abstracción cromáticos y formales entre quienes él se integra desde sus comienzos, y por supuesto que entre los conceptuales.

José Ramón Sierra ha sabido muy bien traducir los clásicos en cuanto a sus facetas plásticas comprende (dejemos la arquitectura para los más expertos), y en este sentido ha asimilado con una corrección y dicción casi académicas (si la abstracción hubiese entrado en la Academia) las directrices de los tratadistas desde el barroco hasta quienes fueron sus referentes personales, integrándolos y creando con ello su impronta personal. No insisto en los factores generacionales, en los periodos transicionales que registró tanto la ideología como el arte en nuestra ciudad (y en nuestro país) desde que él comenzara, en la fortuna que significaron tantas personas hoy casi olvidadas y que la hicieron posible como fueron los galeristas que apostaron por SIERRA y los abstractos sevillanos. También los coleccionistas que creyeron en él, en sus delicadas, medidas, bellas y casi exquisitas creaciones.