La vida del revés

Pío, pío, que yo no he sido

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08 oct 2019 / 07:17 h - Actualizado: 08 oct 2019 / 07:25 h.
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  • Pedro Sánchez. / EFE-Archivo
    Pedro Sánchez. / EFE-Archivo

El bloqueo es cosa de otros. Según Pedro Sánchez lo que pasa aquí es que hay mucho partido que quiere hacer cosas y lo que deber ser es que el bipartidismo se imponga con claridad. En concreto, se debería imponer el PSOE porque él es el nuevo mesías, es el nuevo político sideral. Según Pedro Sánchez, pase lo que pase en las próximas elecciones, el que tiene que gobernar es él y solo él. Porque los problemas, la repetición de elecciones o el espectáculo diario que se da en los distintos parlamentos, no es su culpa. Los otros, los otros.

Quiere reconstruir el Pacto de Toledo, quiere que las pensiones se eleven este próximo mes de diciembre, de la reforma laboral quiere quitar lo más lesivo para los trabajadores y bla bla bla. Ya veremos en qué queda todo eso si hay oportunidad, si llega a gobernar y no nos arrastra a todos a unas terceras elecciones.

Pedro Sánchez no tiene límite y, sin embargo, le sobra ego. Pedro Sánchez no tiene escrúpulos para pactar con el que haga falta y no tiene vergüenza para ofrecer imposibles a los españoles. Es como si la deuda pública no estuviera disparada, es como si en Bruselas le hicieran la ola al entrar por la puerta, es como si los independentistas estuvieran amedrentados cuando le ven en la televisión. Pedro Sánchez vende una España que no es como la pinta. No, no lo es.

El bloqueo es cosa de todos y no querer pactar es cosa de él y solo de él. La deuda pública española está por encima del 99 por ciento del PIB y alcanza cifras que asustan. El personalismo de Sánchez está muy alejado de lo que un estadista puede permitirse. En Bruselas nos miran con cara de circunstancias porque saben que una nueva crisis nos va a dejar en unas condiciones muy delicadas.

Pero Pedro Sánchez vende y otros compran. Es el juego de la democracia. Todos lo hacen aunque no todos compran. Y es posible que el número de compradores ante tanta mediocridad y tanta mentira sea muy inferior al de otras veces. Es un mes lo sabremos.

Mientras tanto, pío, pío, que yo no he sido.