Los medios y los días

Pitos a los médicos sedentes

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10 ago 2021 / 04:00 h - Actualizado: 10 ago 2021 / 04:00 h.
"Sanidad","Sector público","Psicología","Los medios y los días","Pandemia"
  • Pitos a los médicos sedentes

Me pasaron hace algún tiempo un video de esos de Tik Tok donde el médico Jesús Candel charla con otra persona, el juez Emilio Calatayud, y ambos están criticando a los médicos sedentes que como sigan así les van a salir hemorroides. Esos sanitarios esclavos de unas teclas que parecen secretarios de un tribunal, dactilógrafos de carne y hueso, quejicas eternos porque tienen muchos pacientes y poco tiempo y, añado yo, menos vocación, qué culpa tienen los pacientes de eso. Los médicos sedentarios, a quienes desde aquí les niego las palmas y les mando silbidos porque me dan vergüenza ajena, se sienten mal pagados tanto en el sector público como en el privado, tienen un sueldo que les permite vivir y podrían tenerlo mejor, ya lo sé, y la Sanidad podría estar mucho mejor pero no es así por el momento y ellos lo trasladan conscientemente a los pacientes que, como su nombre indica, gozan de paciencia infinita.

Aclaro que estos galenos lo pasan mal, que son simples currantes por cuenta ajena y que su talante despierta pena, su conducta no debe llevarnos a agredirlos, por supuesto, son obreros con bata blanca, los hechiceros de la tribu venidos a menos porque ellos lo sienten así no porque sea una realidad ya que la gente sabe distinguir las excepciones que por fortuna las hay y para ellas guardo los aplausos que les niego a los otros, a los que les dedico mi más sonora y metafórica pitada.

Oh, es que ellos son médicos, médicos, su fonendo y su bata son como el collar del tesoro de Tartessos y el vellocino de oro, deben estar muy pero que muy requetebién pagados para permitirse el tren de vida que llevan otros colegas que están estupendamente situados y además en varios lugares, casi han logrado el don de la ubicuidad. Es que son médicos y con la ayuda de unos análisis rutinarios y de unas radiografías pueden salir del paso, conquistar Roma y lograr lo que no logró Anibal con sus elefantes. “Yo quiero que me toque el médico, yo quiero que me toque, que se levante de la silla y abandone las teclas de la computadora”, decía el interlocutor de Candel, Calatayud, en el Tik Tok. ¡Menudas exigencias! No, el médico sedente cabe a cinco o diez minutos por paciente y los debe llevar a rajatabla, hay otros que no lo hacen, son los médicos de verdad, los que están al servicio de su hermosa profesión y por tanto de la sociedad, los que nos recuerdan a aquellos médicos de pueblo que estaban las 24 horas del día al pie del cañón, hiciera viento, tempestad o noches sosegadas de luna.

Yo me he visto delante de un médico sedente varias veces, los observo mustios, indolentes, les dices lo que te ocurre y no dicen nada o apenas nada, lo anotan y punto. Les indicas otra observación que para ti es importante, que puede que te cause angustia y lo vuelven a anotar, parece que trabajan para un historiador del futuro o para que el CIS tenga datos para sus sondeos que, eso sí, estudios sobre esto o lo otro hay a patadas, medicina y vocación, menos, ganas de jubilarse o de pasar de todo o de irse de vacaciones, unas toneladas de anhelos en este último deseo se captan desde el otro lado de la mesa y encima ambos dos, paciente y sedente, enmascarados para no contagiarse.

No deseo por nada del mundo que se me contagie esa indiferencia, ese escaso amor por la medicina, esa altanería improcedente, pero, ¿quiénes se creen que son? Para acceder a un médico hay que pasar varios filtros, ni con cierto grado de contacto o amistad te dan algunos sus emails o sus teléfonos, oh, no, no se les puede molestar a los señores en sus descansos merecidísimos, su majestad está exhausto de tanto servir a los demás y a los laboratorios de análisis y a los expertos en radiaciones contra el cuerpo.

Ahora, como ya los jóvenes educados en el euro y la compra-venta han husmeado dinero con la pandemia, suben vertiginosamente las demandas en las carreras de medicina, enfermería, psicología. Dentro de unos años llegarán nuevos sedentarios a sustituir a los actuales que se han jubilado y se han tenido que ir a sus casas con sus almorranas puestas. Y ahí se ha quedado el señor Calatayud, interlocutor de Candel, gritando en el Tik Tok: ¡quiero que me toque el médico, que me dé una palmadita en la espalda, que me demuestre que no es un autómata!