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¿Por qué no se rebelan las mujeres musulmanas?

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17 may 2022 / 08:39 h - Actualizado: 17 may 2022 / 11:09 h.
  • ¿Por qué no se rebelan las mujeres musulmanas?

Cuando viajo por países musulmanes y veo, en medio de un calor húmedo de 37 grados, paseando por lujosas calles llenas de gente de todo tipo y religión a un señor con barriga y en pantalón corto seguido por dos niños en pantalón corto y camiseta y dos mujeres con velo hasta los tobillos y tres niñas con velo en cuello, cara y cuerpo pasando un calor espantoso, no puedo más que preguntarme ¿cómo es que esas mujeres no se rebelan?

Estudié Filosofía y Antropología y por supuesto que sé que es por Cultura, educación, hábitos, imposición, usos, costumbres, religión, o sea: mentalización externa. Aun así, me sigo preguntando, no puedo dejar de preguntarme: ¿cómo hubo esclavos que no se rebelaron?, ¿cómo esas niñas y mujeres que ven a su alrededor gente simplemente pasando menos calor que ellas (los cuellos envueltos y apretados por esas telas con el velo pegado en el pelo no puede quitar calor por más que digan) no dicen “no”?

He estado la semana pasada en Kuala Lumpur donde el 38% de la población es musulmana, viviendo en una ciudad llena de lujos, limpieza, ofertas culturales y comerciales, diversión, etc.; el 43% de la población es budista, por su origen chino; el 10% es hinduista, porque proceden de India, y el 9% son occidentales cristianos o ateos. Pues con tanta mezcla, donde la “modernidad” capitalista de corte occidental lo invade todo, ¿cómo pueden esas mujeres y niñas soportar semejante servidumbre sin llegar a pensar que sus vidas podrían tener menos sufrimiento, ser diferentes?

Entiendo que es algo más que un mandato religioso, es una “seña de identidad”. Hablemos de las “Señas de identidad”. Parece que los seres humanos NECESITAN sentirse ligados a un grupo y que esto de que todos somos una misma Humanidad, una única especie con un solo destino, les viene grande a la mayoría, que prefiere pertenecer a una minoría (aunque el asunto racionalmente no tenga el más mínimo sustento). Hay que pertenecer al Betis o al Sevilla, al Real Madrid o al Barça, a la Hiniesta o a la Macarena, ser cristiano o musulmán, ser de Vox o de Podemos. Lo malo de pertenecer a un grupo es que, de una manera más o menos tangible el que pertenece a ese grupo cree que ha tomado la decisión correcta, que está en el grupo correcto, que se ha puesto en el lado correcto; lo que implica que los demás (aunque se emitan discursos grandilocuentes de respeto a sus ideas) ESTÁN EQUIVOCADOS.

Suspender el juicio con relación a las religiones porque por todos lados nos asaltan incongruencias; votar en cada elección lo que crees que le viene bien al país en ese momento determinado; disfrutar con el relato del fútbol y su lucha por ganar aplaudiendo siempre a los ganadores, todo eso parece que no es fácil para las cabezas humanas. Y lo respeto, sólo lo testimonio: eso se da. Y en gran cantidad.

Pero me parece que hay un límite. Yo diría (esto es sólo una columna de opinión) que el límite está en el sufrimiento. Puede haber cosas más o menos aceptables, pero cuando llega el sufrimiento, el sufrimiento físico y humano, las alarmas deben saltar. Y a mí me parece que las mujeres y niñas del mundo musulmán que “soportan”, “aguantan”, toda esa panoplia de vestimentas represivas, sufren.

Es verdad que sufrimiento puede haber por todas partes: la cajera de supermercado que tiene que estar de pie seis horas; la profesora de edad avanzada que tiene que seguir bregando con niños y adolescentes chillones y rebeldes; los temporeros que recogen frutas y hortalizas; y ese largo etcétera que habita en nuestras cabezas llena de mundo. O sea, que puede ser que haya gente que sufra, esté sufriendo y esté dispuesto a soportarlo y, finalmente, haga de eso, una costumbre y la costumbre narcotice el dolor. Vale.

Entonces me pregunto: el instinto de libertad ¿no es consustancial al ser humano? Siempre me sorprendió que India fuera liberada por un tipo que estudió en el University College de Londres, Gandhi. Si Gandhi no hubiera estudiado en Inglaterra, ¿habría sabido que su pueblo debía ser independiente? ¿Habría tenido la idea de Libertad en la cabeza como para encabezar un movimiento de enfrentamiento contra todo un Imperio? Si decimos que no (que es lo más probable), ¿no deberíamos de pensar en nosotros mismos y plantearnos: todo mi espíritu de Libertad está infundido por “otros”? ¿Cómo es que este espíritu de Libertad alberga en mí y no en otros (y otras)? (Y una curiosidad: ¿crearon los esclavos su propio pensamiento de libertad o les vino de los blancos? ¿Adquirieron las mujeres su fuerza libertaria porque se la enseñaron hombres? -Fin de la curiosidad-).

Estando en Kuala Lumpur fui al cine a ver Doctor Strange: jóvenes de todo tipo (con velo y sin él) veían esa película en la que una chica con ropa vaquera salvaba a todos los universos. Agredecí a Hollywood su larvada tarea por la Libertad. Nadie lo está haciendo mejor.