No crean ustedes que me estoy olvidando del odio al propio pasado, de esa gente que es más papista que el papa, de los nuevos curas laicos que, en nombre del progresismo, dicen ayudar al débil, al afligido, al pobre, y que creen que el mundo de los vulnerables o explotados debe conducir al planeta no sé si por venganza al ser los vencidos o porque sean más válidos que los vencedores. Los pobres vencidos son ahora el arma arrojadiza contra los vencedores, los utilizan los niños pijos que se convierten en pseudohistoriadores y los políticos oportunistas como el tal AMLO, de México, o hasta Evo Morales y el nuevo presidente de Perú, el tal Castillo.
Se supone que la identidad de la izquierda es ayudar a los pobres y marginados, como los misioneros, con lo cual a estas alturas ya no distingo la identidad de unos y otros. Para ayudarlos tiran abajo una estatua de Colón o le quitan las calles a los Reyes Católicos y en su lugar colocan a los santos de su devoción. Si no he escrito antes sobre estas idioteces es porque ya me he referido a ellas en otras ocasiones y porque, en efecto, son idioteces de un tiempo mediocre e ignorante donde los jóvenes hacen lo que tienen que hacer: buscar sus señas de identidad que los distingan en la Historia de otras generaciones pero como son simples usuarios virtuales y actúan de oídas nacen las estupideces que vemos y que ya caerán, es una simple moda, esos presuntos revolucionarios o rebeldes carecen de constancia para llevar adelante una transformación sustancial y además no poseen formación suficiente para ello, ya lo vimos con el 15-M del que siempre desconfié a pesar de la euforia que observé en el profesorado más joven de la universidad que me tachaban poco menos que de cenizo cuando les decía que eso no llegaría a lugar alguno pero que estaba bien porque animaba el cotarro como lo ha animado Podemos que como se está pasando de rosca hay que quitarlo del poder pero al menos nos ha mostrado empíricamente cómo funciona de verdad el ser humano.
Cargándose a los Reyes Católicos los pijos de papá y de Internet se cargan su propia vida, basada en la sociedad industrial y tecnológica que los grandes estados mercantiles han creado, cuyas bases las colocaron dirigentes como los Reyes Católicos. Los catalanes hasta se cargan al rey del reino con el que estaban coaligados, hay que ser papanatas para eso.
Por último, quede constancia de que el pijerío éste y sus cómplices intelectuales y políticos están dando palos de ciego porque tanto ellos como sus alabados vencidos lo que desean es vivir en el asqueroso mundo burgués gracias al cual pueden permitirse el lujo de ejercer la pseudohistoria y actuar en plan iconoclasta, ¿o es que EEUU que es un país de inmigrantes ha sido transformado en otro igualitario y socialista gracias al voto inmigrante? Pobre gente, la revolución devora a sus hijos y estos que están ya devorados por su sociedad cómoda defienden a quienes desean lo que ellos tienen, no cambiar el mundo sino cambiar sus vidas y alcanzar a disfrutar de lo que disfrutan los miembros asentados en el sistema que los pijos del mismo sistema critican. Pero la estupidez es así y algo hay que hacer con las energías jóvenes y con las hormonas. Yo lo único que pido es que no rompan unas obras de arte para sustituirlas por las suyas, sino que las quiten y las guarden en el fondo de una mina porque para destruir ya tenemos a los talibanes con los Buda y estos van por ese camino. Cuando pase la tormenta posmoderna se restauran las cosas, se aprende de los pijos -que de todo se aprende- y la vida sigue.