Los medios y los días

Publicidad muy agresiva

Image
18 jun 2020 / 05:00 h - Actualizado: 18 jun 2020 / 05:00 h.
"Los medios y los días"
  • Publicidad muy agresiva

La publicidad empieza ya a pasarse de rosca en el mundo digital. Se ha venido arriba de una manera que comienza a ser muy molesta. Es una ocupación necesaria que ha ido evolucionando en el tiempo desde la simple información constructiva hasta la persuasión más sutil y a dejar de vender productos para vender fantasías, poder, bienestar onírico y hasta enfermedades culturales como la anorexia y la bulimia.

Cada vez es más molesto leer una noticia o un artículo en un medio digital, sea por el ordenador o sea por el móvil, porque irrumpen continuamente anuncios sobre el texto que estás leyendo y la imagen se mueve arriba y abajo de manera que estamos ante una verdadera falta de respeto hacia el receptor. Al menos en el papel estaba quietecita en un “faldón” de página.

Las grandes multinacionales de la Red cuelan una y otra vez anuncios derivados de los cookies y estiman que como es gratis lo que nos ofrecen les asiste el derecho de hacer con nosotros lo que les venga en gana porque no vayan a creerse ustedes que es el medio en el que se publica el que se lleva todo el dinero del anuncio, es al revés, el dinero es sobre todo para las multinacionales de lo digital que para eso son dueñas del “enchufe” y tienen en su poder todos y cada uno de nuestros gustos y tendencias vitales.

Es el precio a pagar por entregar nuestras vidas a múltiples sitios en la Red, por aceptar lo que no hay más remedio que aceptar o que aceptamos ya de manera automática: los datos de cada cual, el “DNI” de nuestro ordenador que ya pasa a un “fichero” del que jamás va a salir por mucho esfuerzo que hagamos. Si hubiera tenido Franco la Red se hubiera ahorrado un buen dinero en policía política porque la gente se ficha ella solita.

Con todo, la publicidad se sigue manifestando de manera agresiva como casi siempre ha hecho, acaba de declararse a sí misma motor de la economía cuando más bien es la encargada de que el sistema no quiebre por producir tantos objetos innecesarios a costa de matar poco a poco el planeta. La euforia artificial que proyecta llega a ser empalagosa e irritante aunque sirva para que los niños se callen y no den guerra pero la publicidad no es una guardería infantil sino una maquinaria de crear situaciones falsas que por desgracia son imprescindibles para que la maquinaria económica siga su camino frenético de fabricación en masa, cuantitativa y alienante.

En periodismo, la publicidad por desgracia es muy necesaria, por mucho que prediquen algunos medios digitales su independencia, habría que comprobar con los años científicamente cómo les ha ido en materia de fidelidad de sus receptores y socios que se supone que son sus teóricos dueños.

Este medio me ha permitido escribir sobre un tema intocable en un medio privado porque no se le debe morder la mano al que te da de comer. Sin embargo, cuando ese alimentador se vuelve agobiante y es un elemento creador de imaginarios, algo habrá que decir sobre él. Porque es evidente que hay millones de personas hartas de publicidad, como lo prueba el hecho, por ejemplo, de que las cadenas de TV presuman de películas sin cortes publicitarios o que en 2010, cuando TVE prescindió de la publicidad, siguió bastante tiempo al frente las audiencias de televisión.