Puedes decir del Rocío que es una salvajada y lo contrario

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07 jun 2022 / 08:33 h - Actualizado: 07 jun 2022 / 08:40 h.
"Opinión"
  • Puedes decir del Rocío que es una salvajada y lo contrario

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El peligro de la Postmodernidad como época filosófica es que se puede conseguir una cartera de argumentos para defender cualquier cosa y lo contrario.

Puedes decir que el salto de la reja y la procesión de la Virgen del Rocío te parecen un espectáculo bochornoso, propio de culturas salvajes y que te aparezcan tres antropólogos argumentando que es un rito ancestral que fortalece una cultura.

Puedes decir que te avergüenzas de que esas imágenes de brutalidad en el salto de la reja y la procesión a empujones se vean por toda Europa y el Mundo y que salgan siete periodistas recordándote, con toda la razón, las berracas fiestas alemanas, inglesas y norteamericanas.

Puedes decir que te parece contradictorio que los políticos de izquierda se paseen por La Aldea en busca de votos y te encontrarás a un asesor de campaña diciendo que es imprescindible incluso para que en el futuro no se potencie tanto.

Puedes decir que, aunque no seas creyente, te imaginas a Moisés viendo el espectáculo de adoración desaforada a una imagen y condenando a todos sus participantes y te pueden decir que no es adoración a imagen, que es participación en un rito colectivo.

Puedes decir que imaginas que al sencillo y humilde Jesús de Nazaret y a su madre no le gustaría mucho que la envolvieran en oro y la pasearan por las calles a empellones, y que tres teólogos vengan a decirte que, primero, estos actos no molestan a nadie, y que, segundo, son otro camino para acercarse al mensaje de Amor.

Puedes decir que lo del Rocío es religiosidad popular bastante criticada por las altas esferas de la Iglesia y que te recuerden que la Misa de Pentecostés la concelebraron más de 40 sacerdotes.

Puedes decir que en torno al Rocío hay alcohol, droga, sexo, desmadre, desbarre, violencia, negocio, dinero y que te digan, justificadamente, que sobre todo hay fervor y oración.

Y la semana que viene todo debate habrá pasado y los mismos que estuvieron ahí, que antes estuvieron en la Semana Santa y en la Feria y en la final de la Copa y en el concierto de Red Hot Chili Peppers, estarán en otra cosa, demostrando que todo no es más que -parafraseando a Shakespeare- escenarios sucesivos, llenos de malos actores que se pavonean y se agitan una hora en cada escenario y de los que después no vuelve a saberse; la vida como un cuento «lleno de ruido y de furia, que no significa nada» y en la que, tristemente, se puede argumentar una cosa y su contrario.

Sea como fuere, menos mal que todavía se puede decir una cosa, aunque otros digan lo contrario. Dicho queda.