Los medios y los días

Que hablen empresarios y obispos

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01 jul 2021 / 04:00 h - Actualizado: 01 jul 2021 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • EFE/ Emilio Naranjo
    EFE/ Emilio Naranjo

Por lo que escuché ayer en Las Cortes, me doy por enterado de lo que dijo Sánchez: no va a haber referéndum independentista ni independencia en la pesadilla catalana (¡ostras, que llevamos ya cinco años hablando todos los días con sus noches de lo mismo!). Dos años tiene para demostrarlo con hechos. También comprendo claramente lo que dijo Sánchez y le doy la razón: aquí hay una derecha con miedo a la libertad, algo que es una constante histórica si no en la derecha -como en este caso- en otros colectivos sociales. Lo demás es lo mismo, la democracia es una cuestión de echar las cuentas. Por parte de la izquierda: a ver, ¿cuántas mujeres hay en España con derecho a voto? ¿Cuántas personas en el colectivo LGBT? Muchas. Entonces, a elaborar discursos y programas que los contenten, luego ya veremos cómo los aplicamos pero entre este personal, la progresía de siempre y los subsidiados de las ONGs y asociaciones varias, podemos ganar.

La derecha española se basa en quienes, como ella, todavía andan creyendo que deben inventar otros, que en Castilla no se pone el sol, que España es una unidad de destino en lo universal, ni siquiera una unidad de diversidades sino una unidad dirigida desde Madrid, allí se queda la mayor parte del pastel y el resto que se reparta por esas tierras españolas, reservas espirituales de Occidente. La derecha española no ha llegado ni a ser la derecha francesa ni la alemana, es otra cosa, es el franquito que intenta no unir sino fundir y no ser España sino el látigo de un fantasma que recorre el mundo: el comunismo de Venezuela y Nicaragua. Como los fantasmas no se corresponden con la realidad, la derecha española que ayer escuché en Las Cortes es una especie de fenómeno paranoico y onírico que ve fantasmas por todas partes o los fabrica porque el comunismo no existe y ni Venezuela ni Nicaragua son comunistas ni comparables con España, tiene razón Sánchez, el señor Casado o el señor Abascal me insultan una y otra vez comparando a mi país con esos otros dos. Pero hay gente que los cree, por tanto, los mandarines de la derecha echan la cuenta, estiman que pueden ganar las elecciones y adelante con la tabarra anacrónica y fantasmagórica.

Conclusión: estoy harto de escuchar a sus señorías, unos reivindicando derechos cuando lo que hay que hacer primero es darle de comer y de trabajar a los españoles y, los de enfrente, huérfanos del imperio que se les fue porque mientras otros desarrollaban sus revoluciones industriales ellos rezaban y estimaban -con el señor Unamuno- que debían ser los foráneos quienes inventaran los artilugios del progreso mientras él, el señor Unamuno, andaba en sus crisis espirituales y criticando a Nietzsche en sus poemas.

Y como estoy harto de la misma copla siempre, solicito respetuosamente que se les preste Las Cortes para que en sesiones plenarias hablen un par de días o tres los que mandan más: los grandes empresarios de todo, de la banca, de la construcción, del petróleo, del Ibex en definitiva, y los obispos. Ya está bien de comunicados y ruedas de prensa o declaraciones, no, que salgan a hablar sobre el independentismo, la revolución de la mujer, sobre la tecnológica, la eutanasia, las leyes transexuales y demás. Estando ahí los señores laicos y eclesiásticos yo quiero que se callen por un tiempo los mayordomos Casado, Sánchez, Abascal, etc.

Ayer Abascal afirmó que al gobierno en el asunto de los indultos lo apoyaban un grupo de obispos y unos empresarios agradecidos por los favores recibidos. Deseo escucharlos a todos en vivo y en directo -empresarios y obispos- y descansar de tanto diálogo de besugos como se traen entre manos los payasos de las bofetadas -ya saben, tomo la expresión de León Felipe- que son los que hoy las estarán recibiendo desde los medios de comunicación cuyas imprentas están en manos no de los periodistas sino de señores y mayordomos. Por favor, quiero escuchar al poder de verdad, rechacemos imitaciones en forma de besugos. A ver si escuchando a ese personal que habla poco, pero manda, logro convencerme de que debo votar a alguien en los próximos comicios.