La Gazapera

¿Qué hacemos con los esclavos?

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
23 ene 2023 / 06:39 h - Actualizado: 23 ene 2023 / 06:43 h.
"La Gazapera"
  • Una empleada en una oficina. / EFE
    Una empleada en una oficina. / EFE

Dicen que un trabajador feliz rinde mucho más y mejor, que si es un trabajador desdichado. O sea, que si deja de ser feliz cuando se tiene que levantar a las seis de la mañana para currar. Se habla ya muy en serio en nuestro país de trabajar solo cuatro días a la semana, como hacen ya en algunos países del centro de Europa, y parece que funciona. No sabemos cómo nos iría en España. Si Errejón dice que sí, que es muy buena idea, es que lo sería, dada su experiencia laboral y en dirección de empresas. Lo ideal sería trabajar lo mismo que Errejón, esto es, menos que los Reyes Magos: un día al año, y sentado. ¿Qué tal solo tres días a la semana? Se supone que seríamos más felices aún que trabajando cuatro. No creo que los empresarios vayan a pagar lo mismo por tres o cuatro días laborables, que por cinco. Pero si ya se habla de ello, es que se hará. Los funcionarios estarían encantados. Sin embargo, ¿cómo afectará esto a los autónomos, o sea, a los esclavos? A mí, por ejemplo, que si en vez de escribir todos los días, como hago en este periódico desde hace años, lo hiciera solo cuatro. Que no podría pagar el autónomo ni ir tres días a la semana al supermercado. Que me costaría seguir viviendo en la casa donde vivo. Que tendría que poner la calefacción solo tres días a la semana, y cuando hace frío, como ahora, es todo el invierno. Y que en vez de ir cada viernes a almorzar a Palomares, iría solo una vez al mes. O sea, que no sería tan feliz como un funcionario, por ejemplo. Soy feliz trabajando todos los días del año, aunque es verdad que no descargo camiones de cemento ni abro calicatas en las calles. Amo mi trabajo y, por tanto, para mí no es un castigo, sino una bendición. Por tanto, eso de trabajar menos para conciliar, la verdad es que no me afectaría, y si no va conmigo, es una tontería que me coma el tarro. Mis mascotas y yo nos entendemos perfectamente. Cuando hay conflictos familiares, los perros hablan con los gatos, o al revés. Que hace falta un conciliador, siempre hay a la mano un zorro o un conejo aquí en el campo, y problema resuelto. Vale, trabajemos menos y sigamos ganando lo mismo. Hagamos menos carreteras, menos viviendas sociales y menos hospitales. Disfrutemos de un día más a la semana, de la playa, el bar, el gimnasio o la petanca. Si nuestra felicidad va a depender de eso, de trabajar menos y hacer más vida familiar, adelante con los faroles. Los esclavos necesitamos que nos liberen. A ver, Errejón, sigue dando la tabarra.