¡Qué hartito estoy de pusilánimes!

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01 jun 2021 / 05:00 h - Actualizado: 31 may 2021 / 10:16 h.
"Opinión"
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Despertad, imbéciles del mundo: Las normas están al servicio de los hombres y no los hombres al servicio de las normas.

Cuando el legislador redacta una ley piensa que luego va a ser gestionada por hombres, ¡por seres humanos dotados de intelecto!, no por máquinas.

Si alguien te ha establecido un protocolo ¡entiende que queda a la razonable gestión de un ser humano!, ¡de ti!, no es para una aplicación maquinal.

Niveles bajos, intermedios, medios, medios-con-carguito, de la administración: vuestros jefes confían en que no van a tener que llegarles quejas del tipo «Como la norma ponía papel X y llegó con papel X pero con una esquina arrugada no puedo admitirlo hasta que le pregunte a mi superior», que ¡por supuesto! va a decir que se lo tendrá que preguntar a su carguito superior, que él (el de abajo) cómo va a decir que ese documento es válido... ¡¿Qué cómo lo vas a decir?!: ¡Pues porque eres humano!

Ya me imagino al jefe-que-sí-puede-tomar-decisiones cuando le llega la pregunta: «¿Se puede aceptar el papel si está arrugado?» (es sólo una metáfora, pero a mí me pasan cosas de estas todos los días y más tontas todavía). El jefe debe pensar: «Menuda panda de ineptos tengo de aquí al conserje». «Sí se puede», «que sí se puede», «que sí se puede», y así va bajando por el escalafón hasta el administrado que pone cara de «¿Lo ves?» (»Lo ves» pero he perdido media hora o cuatro días o seis semanas...).

Ningún cuerpo bajo o intermedio toma decisiones. «A mí me han dicho que...». ¡¿Y nunca te han dicho que seas razonable en tu tarea?! «Es que el reglamento dice...». Ya, el reglamento dice lo que sea, pero no ha tomado en cuenta los pequeños casos extraordinarios que se pueden dar, y se dan, que no vienen específicamente regulados porque ¡NO TODA ACTIVIDAD HUMANA ES SUSCEPTIBLE DE SER REGULADA! Una vez más: se regula a cañonazos, o sea: cuando para matar a unas moscas te cargas toda la fauna y flora circundante (en la que suelo estar yo, el administrado).

Y la frase que está muy de moda y me saca más de quicio que ninguna: «Es que el ordenador no deja esa opción». Oiga, mire, el ordenador debe estar al servicio de los hombres, no los hombres al servicio del ordenador. Me cago en su ordenador y en el programador y en el político que le dio el visto bueno sin revisarlo al dedillo porque mi tema no sale específicamente en uno de esos ítems concretos.

Y todo el mundo guardándose el culo: «No vaya a ser que me digan algo», «No vaya a ser que me echen...». ¡Pero si eres funcionario! Todo tu cuerpo de funcionarios se creó para estar al servicio del ciudadano desde la autonomía y la independencia de criterio. Y haces de todo menos ayudar a la gente. ¡Dejaos de protocolos castrantes, AYUDAD! Ayudad a la gente, a los mayores, a los que no saben usar internet, a los que no tienen un móvil avanzado, a los que no tienen el certificado digital. ¡Ayudad, coño, ayudad! Y no os resguardéis en la norma. No seáis Eichmann en los juicios de Núremberg. «A mí me dijeron que gestionara eficazmente la matanza de 437.000 judíos e hice lo que me dijeron, ¿qué culpa tuve yo?». ¡Pues toda!, porque eres un ser humano y tienes que decidir por encima de las normas si lo que haces está bien o mal. Se espera de ti racionalidad, no eficacia irracional. Y si te llega un papel arrugado asume la responsabilidad de decir, «Sí, es razonable que se pueda admitir», y la decisión la tomo yo, un rango bajo o intermedio, porque si me regaña alguien ¡argumentaré!, convenceré y justificaré mi decisión.

Pusilánimes del Mundo: pensad, tomad decisiones, ayudad.