Mis fuentes periodísticas de información son, sobre todo, los informativos de la Ser y la Cope desde las 6 de la mañana hasta las 7,30 y las numerosas noticias que me llegan a mi buzón de correos electrónicos y al móvil durante todo el día. La TV sólo la veo un rato por la noche para apagarla en poco tiempo, únicamente busco películas que me aburren y no tengo plataformas digitales, a Dios gracias. He decidido tomarme un descanso de la radio por unos días para que mi salud se recupere de tanta desinformación. Al menos las noticias de mi buzón -esto de “mi” es un decir- y las del móvil sí son plurales porque entre unos y otros tienes diversos puntos de vista sobre asuntos de todo tipo, fundamentalmente de los terrenos donde se parte el bacalao: lo económico y lo internacional. Aquí en España nos chifla meternos con unos y otros políticos, todos los países se creen el ombligo del mundo, pero en cuanto pasamos a Portugal -no hace falta ir más lejos- Sánchez y Rajoy son humo.
Me se estaba subiendo la intensión con tanta homilía en la Cope con la ETA al fondo y lo mal que lo hace el gobierno y con la versión opuesta de la Ser, tratando de quitarle hierro al asunto. ¿Y los chistecitos y las risitas de la Barceló a primeras horas de la mañana? Somos 8.000 millones de habitantes en el planeta y ella dale que te pega con eso que siempre hemos llamado en periodismo curiosidades desde primeras horas de la madrugada informativa. Hoy, el que no se haga el gracioso no vale porque a la audiencia o se supone que hay que hacerla reír o es que la audiencia se las trae. No me extraña que receptores más exigentes otra vez le estén dando la espalda al periodismo, es que no es exactamente periodismo lo que tenemos sino propaganda y verdades a medias. El abandono del receptor afecta hasta a los programas radiofónicos deportivos de la noche, los dos espacios estrella El Larguero y El Partidazo, han perdido oyentes. Puede que, entre las causas, estén que nos tropezamos con programas en los que un grupo de periodistas con muchos datos anecdóticos y chismes numerosos más una labia tremenda, imitan, pero a lo “culto”, una discusión de casino de aficionados al fútbol, con sus peleas supuestamente reales incluso. Todo en general, pero el periodismo deportivo en particular, está cargado de intereses comerciales variados que obstaculizan la voz de los periodistas. Entonces aparece el debate que además intenta atraer -¿inútilmente?- a los consumidores del futuro: los jóvenes.
Me va a durar poco el descanso, lo sé. Llevo toda mi vida tragando información, de manera que volveré a la arradio monocorde de las narices, mientras esté en la universidad impartiendo clases de periodismo y me dejen escribir aquí, mi obligación es tener cien oídos que oigan. Además, padezco deformación profesional y síndrome de abstinencia periodística: si no me meto en vena a diario lo que pasa en el mundo atendiendo a todos los medios de comunicación que pueda y me dejen mis estudios académicos, parece como si me faltara algo. Ojo, por lo general, los estudiantes de periodismo de hoy esto no lo hacen.
Para descansar me he ido a una de las escasísimas emisoras que forman y deleitan: Radio 2 de RNE, lo que hoy conocemos como Radio Clásica. Qué maravilla saber el esfuerzo y las dificultades que los compositores han superado para que ahora se nos pongan los vellos de punta escuchando lo que han sido capaces de crear contra viento y marea. ¿Que las mujeres no podían? Las ricas sí, de todas formas, eso ya se está superando y llevamos muy adelantada la superación, con decir no a los caprichos y a la cultura de la sociedad llamada patriarcal, basta, a pesar de los bestias asesinos que siguen por ahí. Todos los seres humanos que han construido algo importante han pagado un precio. Ahora, toda la noche, está sonando Radio Clásica, mientras yo duermo o no. Necesitaba sosiego, agarrar fuerzas para volver a aguantar los sermones parciales de unos y de otros un día sí y otro también.