No me ando por las ramas a la hora de opinar de Rosalía: tiene una oreja en Barcelona y otra en Ubrique, se atraviesa en los cantes de compás como un lepero en la Campana un Jueves Santo, tiene menos fuelle que una gallina pisá y su pataíta por bulerías es más bien una patada en el trasero de la inteligencia. Es decir, es una aspirante a cantaora que si sale hace dos o tres décadas no hubiese cantado ni el número del Cupón.

Pero es que el cante jondo está como un solar y, claro, la muchacha les ha robado la cartera a esos intérpretes de medio pelo que en vez de crear algo propio quieren vivir de los demás, de los muertos, o que han confundido la tradición con un carro Mercadona. El éxito de la cantante catalana es indiscutible, de eso no hay duda, y dicen los chanelaores que está revolucionando el cante. Hasta comparan su caso con los de Silverio, la Niña de los Peines o Camarón, sin que se les caiga la cara de vergüenza. Le dan un Grammy de los buenos, no de los latinos, y dicen que el cante jondo jamás había llegado tan lejos. ¿Qué cante jondo? ¿A que no se lo dan a María Terremoto o a Antonio Reyes, que le dan siete vueltas a la del trá trá? ¿Han visto ustedes alguna entrevista a doble página en un diario de tirada nacional a la cantaora jerezana o al chiclanero? Ni las verán, porque el verdadero cante jondo sigue sin interesar en la tierra donde nació, Andalucía. Las grandes casas discográficas desangraron el cante y lo dejaron luego tirado.

En la cadena de televisión de los andaluces, esa a la que llaman La Nuestra, ponen refritos a altas horas de la madrugada para que no los vea nadie. En las grandes emisoras de radio del país, tanto públicas como privadas, no suena una soleá de Manuel Cástulo o una seguiriya de La Yiya ni por error, solo música anglosajona o basura nacional de consumo. Y sale una muchacha que no sabe ni vestirse y está todo el día en los medios de comunicación, la invitan a todos los grandes eventos musicales del país para que cante cobrando una burrada y encima dicen que es una revolucionaria no menor que la de los Peines o Camarón.

Pues sí, Rosalía es impresionante, un talento, porque no se puede llegar más lejos con menos duende del que tiene y les ha robado la merienda a todos y a todas. Se dio cuenta de la película, eso es, no busquen otras historias. Y es verdad eso que dicen que ojalá hubiera diez o doce como ella. Claro, pero que cantaran bien de verdad por tangos, bulerías o seguiriyas, sin ojana, por derecho y creando. Que trajera público al flamenco, pero no el que traerá Rosalía, que enloquece con sus camelos. Un público exigente y sensible al cante de verdad. Le quieren dar hasta la Llave. Sí, que se la den y que se encierre hasta que aprenda.