La Tostá

Que Queipo no quepa

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
28 oct 2019 / 08:17 h - Actualizado: 28 oct 2019 / 12:42 h.
"La Tostá","Política","Basílica de La Macarena"
  • Que Queipo no quepa

Una mañana entré en la basílica de la Macarena, me paré para ver un detalle del altar y al mirar para abajo vi que estaba pisando la lápida de un tal Don Gonzalo Queipo de Llano y Sierra. A su lado, otra lápida, la de su esposa, una tal Doña Genoveva Martí Tovar de Queipo de Llano. Andaba entonces en el PTA (Partido de los Trabajadores de Andalucía), y lo que me habían dicho del general era todo muy feo, demasiado duro para un solo corazón.

Es verdad que entonces tenía 20 años y que no sabía nada de política. En el colegio me preguntaron qué significaban las siglas USA, y contesté: “Unión Soviética Americana”. Y el maestro me dijo: “Felicidades, Bohórquez: acabas de solucionar el gran problema del mundo, uniendo a rusos y americanos”. Así que cuando vi que un golpista tan criminal como Queipo estaba enterrado en la Macarena, la verdad es que me quedé turulato. Y no volví a entrar nunca más en ese lugar, que recuerde.

En mi pueblo, Arahal, me contaron muchas atrocidades de él, el Virrey de Andalucía, como le llamaban. De todas las historias, una me afectó sobremanera, por su crueldad. Cuando estalló la guerra, las tropas de Franco entraron en el pueblo, el 22 de julio, y se volvieron locos al descubrir que la cárcel había ardido con terratenientes dentro. En los dos primeros días murieron por la represión más de doscientas personas, entre ellas un hermano de mi padre, Francisco Bohórquez Ponce, de 21 años, que llevaba un mes casado. A los cuatro meses iban ya unos setecientos muertos, en un pueblo de 13.000 habitantes, y una de esas personas era una joven a la que no fusilaron porque esperaba un hijo.

Llamaron a Queipo, se lo dijeron y ordenó que la dejaran tener a su vástago. Todo apuntaba a que el terrible militar se había compadecido de la joven. Pero en cuanto dio a luz, el propio Queipo ordenó que la fusilaran. No sé si fue así o no, pero así me lo contaron. O si fue el majareta comandante Olmedo, de metralleta fácil, el que ordenó su ejecución. Qué más da. Ni siquiera sé si la infortunada muchacha tuvo que ver algo o no en el suceso de la cárcel, donde quemaron a un grupo de derechistas del pueblo, suceso del que hay varias versiones. Era todo una locura, que dio paso a una venganza terrible por parte de los sublevados, cayendo muchos inocentes, entre ellos mi tío Frasquito, que no había intervenido en nada pero que al salirse de un bar para meterse en otro lo dejaron seco, según la versión de sus hermanos, aunque consta como represaliado por el franquismo y fusilado.

Por tanto, por esto y mil atrocidades más, la figura del militar de Tordecillas, Queipo, es de tan mal recuerdo que entrar en la Macarena y ver ahí su tumba es tremendo, algo difícil de digerir. Que Queipo no quepa, que lo saquen cuanto antes, que no quepa en la Macarena.