Nunca seremos capaces de agradecer a los científicos lo que han hecho por nosotros. Contra todo pronóstico y en tiempo récord, han sido capaces de entregar vacunas contra la Covid-19 que van haciendo retroceder al coronavirus en distintos puntos del planeta. Nunca seremos capaces de entender hasta qué punto la Humanidad ha estado en peligro y cómo un puñado de personas han logrado sacarnos de un pozo oscuro y terrible. Los científicos han abierto la puerta a poder salvar millones de vida en todo el planeta.
Tampoco estamos sabiendo entender la realidad. En Occidente seguimos a lo nuestro; creemos que vacunando a los compatriotas el problema se reducirá y será cosa de otros. Falso y peligroso. No vacunar al resto de las personas, esas que habitan más allá de nuestras fronteras y de lo que somos, nos vuelve a poner en peligro puesto que se pueden desarrollar cepas que sean vulnerables a las vacunas. Nuestra mirada se suele quedar pegada a nosotros mismos y el egoísmo lo envuelve todo.
Pero es que tampoco estamos siendo generosos al poner en valor lo bueno que tenemos y hacemos. Y es que negamos el pan y la sal a los que no piensan como nosotros hagan lo que hagan y nos metemos, cada día, en espirales estúpidas y tóxicas.
Los que me leen saben que no me entusiasma la política de Pedro Sánchez, que no creo que se estén haciendo las cosas bien en el Palacio de La Moncloa. Si me apuran, me temo que este presidente del Gobierno pasará a la historia por cuestiones que poco tendrán que ver con el progreso, la unidad nacional o una economía saneada y fructífera. Dicho de otra forma, Pedro Sánchez, su Gobierno de coalición, y todo lo que le rodea en su condición de político, me parece deficiente, superficial y prescindible.
Dicho esto, hay que agradecer al Gobierno de la nación y a los distintos Gobiernos autonómicos el enorme esfuerzo que se está haciendo con la campaña de vacunación. Con todos los errores y todos los tropiezos que se han vivido. Hay que agradecer el esfuerzo porque era esencial que las cosas salieran como lo están haciendo. No podemos olvidar que somos millones de personas, que la carencia de vacunas ha sido más que notable, que el SARS-CoV-2 ha sido insaciable y no ha perdonado ni un solo gesto de duda. Hemos tenido todo en contra desde el minuto uno.
Creo que deberíamos ser más generosos a la hora de agradecer y reconocer los esfuerzos y las cosas bien hechas.
De momento, gracias a los científicos que han logrado unas vacunas eficaces y muy seguras, gracias a los políticos que han sabido gestionar las campañas de vacunación, gracias a los sanitarios que siguen al pie del cañón sin pestañear. Mil millones de gracias.