El 30 de diciembre el Betis vuelve a jugar otro partido importante, de nuevo lejos de los terrenos de juego. La junta de accionistas ha incrementado la incertidumbre entre los béticos, que a día de hoy siguen sin tener claro a quién pertenece un porcentaje importante de esas acciones. La sombra de Luis Oliver vuelve a aparecer en Heliópolis mientras que Lopera guarda silencio desde el búnker situado en la calle Jabugo. Haro y Catalán han comenzado la tourné por diferentes medios y desde su plataforma se llama al accionista para pedir la sindicación en favor de Ahora Betis Ahora. Cada cual juega sus cartas como puede y con el sigilo máximo, pues cualquier movimiento en falso puede decantar la balanza en favor del contrario. Hasta ahora, el accionista bético, en su mayoría, huyó de todo lo que huela a Manuel Ruiz de Lopera y catalogó a Bitton como el lobo. No es para menos, los hechos hablan por sí solos. Sin embargo, la falta de réditos en lo deportivo y la constante crispación en torno al actual gobierno verdiblanco han propiciado una notable pérdida de fuerza por parte de Haro y López Catalán, catalogados en su día como salvadores de este Betis.
Todo ello ha propiciado contactos entre las partes, algo lógico teniendo en cuenta lo que está en juego. Hay informaciones que incluso hablan de pactos concretos entre Bitton y Ahora Betis Ahora. Nadie en el órgano rector heliopolitano quiere pronunciarse al respecto, pero empieza a denotarse en los actores principales de esta película cierto miedo e incertidumbre. Son conscientes del hastío en el que vive instalado el bético de a pie, entre los que se encuentra parte de ese accionariado que en su día depositó la confianza en ellos.
Las recientes intervenciones de Juan Carlos Ollero y Hugo Galera en algunos medios han abierto la caja de los truenos en torno al presidente, que ha tenido incluso que sufrir el ataque de quien ocupó su trono con él como responsable de este proyecto. La obra de Gol Sur, la creación de medios de comunicación propios y alguna que otra medida más son los argumentos a los que se agarran los actuales dirigentes. Pero, ¿sería moral pactar con Bitton? Esa es la gran pregunta a la que nadie da respuesta por ahora. La estrategia puede estar marcándose desde los despachos y las reuniones produciéndose en secreto. Quién sabe, pero igual incluso hay trato entre las partes. Lo cierto y verdad es que hasta el viernes a las 14 horas, el propio Oliver e incluso Lopera y Castaño podrían presentar una candidatura que discutiese el gobierno de la entidad a los rectores actuales. ¿Quién es el lobo? ¿Lopera, Bitton, Haro y Catalán...? Juzgue usted mismo. Eso sí, aquí cada cual juega sus cartas, pero recuerden una cosa: el bético tiene derecho a saber qué está pasando. La transparencia ha sido el lema que los consejeros delegados promulgan a los cuatro vientos. Se deduce que cualquier pacto posible será comunicado antes de la junta. De lo contrario, alguien no cumplió con lo prometido. A ver qué pasa.