Vamos a suponer -lo cual es mucho suponer- que ustedes o yo mismo, somos magnates inversores que deseamos mover nuestro dinerito para crear riqueza y progreso, como afirma la ideología del mercado. ¿Invertimos en Sevilla? Pero si no tiene ni alcalde, se fue a comprar tabaco en el estanco que está frente al Senado (y si no está me lo invento) y ha dicho que sólo va a venir aquí para que le digan cómo van las cuentas presupuestarias. Pero si no hay infraestructuras adecuadas, sólo proyectos que son un fin en sí mismos porque no tienen fin. Pero si hasta el rector de la Universidad de Sevilla dice que necesita cien millones de sestercios para pagar la luz y el papel higiénico, ¿cómo contar con los egresados de tal universidad para mis negocios?
Cuando yo era joven y activista cultural, en el mundo de la cultura sevillana siempre decíamos que en Sevilla había un bar en cada esquina pero, ¿bibliotecas? Ha mejorado el tema en este aspecto y, no obstante, ¿han visto cómo está la que fuera biblioteca pública de la calle Alfonso XII? Cerrada, sucia, olvidada. Pues por su salón de actos pasaron poetas contemporáneos españoles de primera fila, como José Hierro. Conclusión, en bares y hoteles mejor no invertir, hay quienes se han creído que Sevilla tiene ocho millones de habitantes y que es París. ¡Venga camareros!, al menos espero que no sean como esos que cada vez que los necesitas están en la barra de palique o mirando hacia dentro, no hacia el público, esto es, que sean camareros preparados, profesionales, que es una profesión muy digna y necesaria que no puede ejercer cualquiera.
¿Invierto en Andalucía? ¡Si no dejan gobernar al gobierno! ¡Si la conflictividad social va en aumento! ¡Si políticamente llevan sus próceres al menos un año hablando sólo de convocar elecciones! ¡Si Madrid hace lo que puede por dañar a Andalucía! Antes la fastidiaba el PP cuando estaba en La Moncloa y el PSOE en la Junta, ahora la jode una señora socialdemócrata que no hace nada era “ministra” de Hacienda en Andalucía y al cambiar la cartera regional por la estatal ha dejado unos principios para sacar otros que tenía guardados, ¿en eso consiste la revolución feminista? Para ese viaje no necesito alforjas. Ni siquiera existe un partido andalucista y un grupo parlamentario andalucista en Las Cortes que “comercie” con sus votos para traer algo o mucho a Andalucía como hacen el PNV, Bildu o ERC. ¡Menudo panorama! Y un índice de paro enorme que detrae consumidores para los productos de mis inversiones y un déficit de mano de obra cualificada o muy cualificada y... Mejor no seguir perdiendo el tiempo.
Dejo a un lado Andalucía, ¿invierto en España? El panorama político en Madrid aún es peor que el de Andalucía y Sevilla. Allí hablan todavía más de elecciones y eso que son después que las de Andalucía. El gobierno es una jaula de grillos y podría romperse en cualquier momento, la oposición del PP se ha liado a gorrazos cuando mejor tenía el panorama, no es que todo deba estar en absoluto orden pero, hombre, tampoco es esa una forma de debatir los asuntos de una nación o, mejor dicho, es que no los están debatiendo, lo que hacen es ponerle desodorante al cadáver de Franco. Ni la UE se fía de España, ¿cómo voy a llegar yo con mis caudales y meterlos en un lugar cuya deuda es muy superior a su capacidad de crecimiento y con este panorama nunca crecerá todo lo que debe? ¿Y los impuestos? ¿Me los subirán o me los bajarán? ¿Y el espíritu competitivo y de esfuerzo de sus gentes? ¡Pero si dan títulos académicos como en la tómbola! ¡Pero si ya hasta los muertos pagan en Cataluña el precio de la independencia, no los dejan descansar en sus ataúdes ni en sus misas y las misas son bilingües! ¡Si España parece una película de Berlanga!
Renuncio, me llegaré de vez en cuando con mis yates a sus puertos, a disfrutar de su sol y les dejaré unas propinas con las que vayan tirando y, si pueden y quieren, ahorren para comprarse un cerebro nuevo. Como mucho, me haré con algún equipo de fútbol y unos cuantos edificios de pisos para alojar turistas. Algo es algo, pan para hoy, hambre para mañana, pan y circo, sin problemas, es un país que se lo traga todo. Pobre gente, ahora va a confiar su futuro a la lotería de Navidad.