Ojana in Excelsis

Racismo a la sevillana

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Juanmi Vega @Juanmivegar
18 may 2022 / 17:24 h - Actualizado: 18 may 2022 / 17:32 h.
"Ojana in Excelsis"
  • Isabel Infantes. / E.P
    Isabel Infantes. / E.P

Llevo escuchando y leyendo comentarios de todo tipo desde el desembarco de los aficionados alemanes y escoceses a Sevilla para la disputa de la final de la Europa League. Algunos están a favor de la celebración de este tipo de eventos, pues pone el foco mediático en la ciudad y, además, dejan un buen puñado de millones de euros en los negocios y en las arcas municipales.

Admito que llevo unos días riéndome mucho con la guerra civil entre los pro celebraciones y los contrarios a estas. Algunos de los contrarios alegan que desde muy temprano estaban ya los aficionados bebiendo. Me parece que pocas veces han ido de romería, pues desde primera hora estás con un botellín en la mano.

Luego está el lugar escogido para que las aficiones pasen el día. Que el Ayuntamiento elija la Plaza de España es para dar aún más difusión a este monumento. No seamos más papistas que el papa y pensemos que Sevilla es conocida en el mundo entero porque no es así, por desgracia.

La ciudad no tiene industria y vive por y para el turismo. Cuanto antes nos demos cuenta, mejor. No podemos pretender cambiar el modelo productivo de una ciudad, pues imagínense si se manda al paro a todo el mundo que vive de los que vienen de fuera: sería una calamidad.

Yo he visto celebrar actos privados en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, con copa incluida, y aquí nadie ha puesto el grito en el cielo. También he visto cerrar la Plaza de España para conciertos y galas y tampoco ha pasado nada. Luego se ha recogido todo y aquí paz y después gloria. Y lo veo bien porque es promocionar nuestro patrimonio. Sergio Ramos puso unicornios en la puerta de la Catedral y lo único que se le dijo es que era un hortera, pero tampoco pasó nada.

“Es que los ingleses están dejando mucha suciedad por el suelo”. Claro, el sevillano es don Limpio y todo lo tira a las papeleras. Sólo hay que ver cómo acaba la Campana tras una jornada de procesiones para ver lo pulcro que es el ‘miarma’.

“Esto sólo pasa aquí porque el alcalde no es capaz de controlar estas cosas”. Esto ocurre en todas las ciudades donde se celebran este tipo de actos. Yo estuve en Barcelona y vi cómo la gente iba a la Facultad, mientras había clases, para pedir hielo. Muchos de los que estuvieron allí, ahora ponen el grito en el cielo. O ya no se acuerdan de lo que ocurrió en el Open Cor que está al lado del Bernabéu.

La final de la Europa League es una celebración, al igual que la Semana Santa o la Feria, la diferencia es que los que la viven al cien por cien no son de aquí. Quizá eso sea lo que le de coraje a más de uno. ¿Qué pasó el día de la final de la Copa del Rey? ¿Cómo estaba la Alameda?

Parece que ser de Sevilla te da manga ancha para poder hacer lo que te dé la gana en la ciudad, pero si eres de fuera... la cosa cambia. Y eso es racismo.