Rafael el Gallo. La suerte de la “ESPANTÁ”

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08 sep 2020 / 04:24 h - Actualizado: 05 sep 2020 / 11:26 h.
  • Rafael el Gallo. La suerte de la “ESPANTÁ”

Espantar es un verbo transitivo, con al menos dos significados:

Causar espanto, dar susto, infundir miedo. Y también Admirar, maravillar.

Algo de ambas cosas hay.

Para Rafael era y es, una suerte que responde a un “extraño “ que hace “er bicho”, a una amenaza y como no tengo piernas para confiar en ellas, y a una “tarascá” de él pudiera echarme fuera de un salto ,tengo que cogerle la vez al toro y salir por pies.

En la Maestranza sevillana protagonizó varias .Una de ellas después de brindar un novillo al capital general de la región militar.

Se denomina “espantá” en el mundo de los toros a una actuación desastrosa de algún torero, en la que se acusa a éste de indolencia o falta de motivación, como queriendo decir que «no ha querido saber nada del toro». Son famosas las espantás» de El Gallo en los momentos en que más se esperaba de él, así como las más modernas de algún que otro torero andaluz.

Pero en ellas forma parte el cariño y una relación de amor. (Te quiero tanto que hoy te odio público/torero). En cualquier otro momento podían destapar el tarro de sus esencias, de su arte, y realizar una gran faena estética y emotiva.

La misma actitud de falta de interés (de huida en cualquier actividad, también la denominamos de esta forma, llegando a formar parte del lenguaje coloquial diario.

Fue al trabajo, pero pegó la “espantá”.

Pegó la “espantá” en el examen oral de las oposiciones.

"Las banderillas son las banderillas; el pase natural, el pase natural; el volapié, el volapié, y la espantá, es la espantá", decía Rafael "El Gallo". Es que yo la espantá la he dado, como todo lo que hecho en el toreo, porque me ha salido del corazón y... por falta de piernas".

--Según eso, la espantá ¿es una suerte del toreo?

--¡Ahí le ha dado!

-- Bueno, bueno...Cuando se dice falta de piernas, se entiende flojas condiciones físicas en el torero. Yo no he sido nunca un atleta. Por eso, cuando veía que no podía dominar al toro, daba la ““espantá””. Yo he sido siempre un hombre lógico.

-- De lo más lógico. Vea usted: estaba delante del toro y veía que me iba a coger, porque usted ya sabe que cuando los toros van a coger, avisan.

-- Sí. Avisan. Pregunte usted a otros toreros y verá como le dicen lo mismo. Hay un presentimiento, una sensación, lo que le he dicho: un aviso. Y ahora, dígame usted, si sabe que el toro le va a coger, ¿se va a quedar delante de él?

--¡De ninguna manera!

-- Por supuesto que no. Sería del género idiota. Y ahí tiene usted explicado el porqué de la “espantá”.

¿En qué notaba usted que lo iba a enganchar?

-- Eso lo ve sólo el que está con el toro. La gente de los tendidos no se lo explica, pero sus motivos hay. Desde arriba parece que el toro se está quieto; pero a medio metro de él, o a dos metros, según los casos, se oye su respiración, se observa su mirada, se ven sus gestos, y por todo esto y otros muchos detalles, se deducen sus intenciones.

-- Resumiendo... Cuando no se puede con el toro, hay que dar la ““espantá””. Y eso es lo que hacía yo. En cuanto notaba que el toro me iba a dominar, salía por pies. Los toros, no lo dude el amigo, hacen cosas extrañas que el público no puede ver. La espantá no es miedo. Es defenderse del toro. El que tiene miedo lo tiene en todos los toros, y cuando sale de casa ya va a la plaza asustado, y cuando sale a los medios ya ni ve.

----Posible, no. Seguro. Le coge. Y, sabiendo esto, no se va a quedar uno a merced de la fiera. No es miedo, no. Si el toro era bueno y entraba, yo no tenía que dar la “espantá”. Es algo... psicológico. La prueba de que no es miedo es que con toros de esos, como los de Miura, después de haber dado la “espantá”, he vuelto a ellos y he estado superior. Y cerca. Porque yo he sido de los que se han puesto más cerca de los pitones, y por ahí hay miles de aficionados que no me dejarían mentir.

Genial Rafael el Gallo con este motivo decía: "La bronca en la plaza dura una hora, y las cogidas dos meses de reposo".

Este torero bohemio, artista, genio y figura siempre, falleció el 25 de mayo de 1960, siendo enterrado en el mausoleo que Benlliuere realizó a su hermano José.

¿Quién pudiera darle una “espantá al covip?