Albatros

Realidad y ficción de la selección española

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Jesús Ollero ollerista
08 dic 2022 / 07:45 h - Actualizado: 08 dic 2022 / 13:36 h.
"Fútbol","Selección","Albatros","Mundial de Qatar 2022"
  • El seleccionador nacional de fútbol, Luis Enrique Martínez (i), y el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales (d), a su llegada a la terminal T-4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. / Alejandro Martínez Vélez - E.P.
    El seleccionador nacional de fútbol, Luis Enrique Martínez (i), y el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales (d), a su llegada a la terminal T-4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. / Alejandro Martínez Vélez - E.P.

No termino de entender bien qué es lo que ha pasado, o igual es que me cuesta creerlo, pero los ciclos empiezan y acaban y el de Luis Enrique al frente de la sección de fútbol ha finalizado. Eurocopa y Mundial parecen plazo suficiente, más aún cuando la involución está siendo muy evidente. España ha retrocedido 20 años. No impone, no define y vuelve a ser el equipo que pierde en los penaltis contra cualquiera que se encierre correctamente. Ha dejado de ser favorito y ha vuelto a ser outsider, candidato, una opción en voz baja por si los demás la pifian.

Cuando llegó, con sus filias y sus fobias, pero con un buen cartel como entrenador, Luis Enrique implantó un modelo, un modelo reconocible. Y por alguna razón, ese modelo se ha diluido. O lo ha sepultado su ego o lo han sepultado sus miedos. Ha convertido el tiki-taka en un bostezo permanente y ha hecho de la defensa con balón el principal argumento. Incluso el único argumento. A decir verdad, España no tiene ni de lejos la defensa que le hizo el mejor equipo del mundo, no tiene un delantero de talla mundial, el portero no le gusta a casi nadie y en el centro del campo jamás hay superioridad. ¿Se puede ganar un torneo de selecciones así? No parece.

Decir que España es un equipo muy ofensivo es una falacia de manual, porque no es así. Ya no es así, y el revolcón a Costa Rica infló un globo que venía pinchado de casa. Luis Enrique se ha abrazado a ese mantra guardioliano de defender con la pelota, que está muy bien cuando hay velocidad de balón, cuchillos en los extremos y un delantero top mundial, pero al que en el caso de España se desenmascara cuando enfrente hay una defensa bien organizada. España ha atacado al trote, sumando pases hacia la nada y pensando siempre en no verse sorprendido atrás. Los córners en corto para no permitir contragolpes resultan una opción irritante. Si arriba ha habido muy poca clarividencia, atrás hemos visto muy poca seguridad. Si marcas pronto contra Alemania y Japón y no ganas ninguno de esos dos partidos, ¿qué esperar el día que se atasca el gol? Que tampoco nos sobra, por cierto. Quitando la ficticia borrachera inicial, dos goles en tres partidos. Imposible.

Marruecos, una selección bien organizada con un portero espléndido, algún jugador de cierto nivel y poco más, ha retratado al equipo más de mentira que yo recuerdo. Mil pases, uno detrás de otro. ¡Mil pases, oiga! Y apenas un tiro a puerta que encima llegó a balón parado. El tiro al palo de Sarabia en el 120 vino en una de las escasísimas veces en las que se le dio algo de velocidad al balón, señal inequívoca de que el camino hasta entonces había sido el que había sido: que no pasara nada. Error. Defender con la pelota sin velocidad arriba es dejar pasar los minutos arriesgando cero. Me atrevería a decir que Marruecos arriesgó más que España, pues ceder campo y pelota podía derivar en cualquier calamidad. Cantar a Chanel todo el partido (“toke, toke, toke”) mientras la pelota va de un lado a otro sin la menor intención supone un riesgo claramente inferior al que asumió el rival. Esconder la pelota para no hacer nada con ella recuerda a los niños que se enfadan y se llevan el balón para que no se juegue más.

Noto un notable desagrado hacia Luis Enrique, otro error que nos retrotrae al por cojones de Clemente. A mí no me genera el menor rechazo. Tiene que tomar las decisiones correctas, no ser simpático, ni agradable, ni llevar a todos los que nos gustan, ni por supuesto darse golpes de pecho españolista. En su haber, una renovación integral del equipo nacional, apostando por algunos jóvenes que deben guiar el futuro de la selección: Pedri, Gavi, Balde, Rodri, Ansu Fati, Ferrán Torres, principalmente, más Nico Williams, Yéremi Pino, Eric García. Sólo Ferrán (22) supera los 21 años. Sólo Ghana y Estados Unidos llevaban una selección más joven. Algunos de esos nombres pueden marcar una época en el fútbol español, en particular el bloque barcelonista. En el debe, la falta de atrevimiento y la parsimonia de la pelota. Para proclamarse el gran protagonista de la selección, a Luis Enrique le ha costado un mundo serlo, no ha encontrado cómo cambiar el rumbo de los partidos. Su protagonismo ha sido ficticio en el campo, absoluto en Twitch. La broma del tanga ha sido su intervención más notable en el Mundial. Me parece muy noble reconocer su error al no dar más presencia a Sarabia, un jugador que no se achica y nunca defrauda, pero para sobrevivir en un Mundial hay que tener respuestas a preguntas que desconoces. Y a la pregunta ‘¿quién es favorito en los penaltis?’ estando un especialista como Bono enfrente, creo que tenía una nítida respuesta. Así que llegar a esos penaltis era muy mal negocio.

El modelo, o lo que puñetas sea lo que ha desarrollado en Qatar 2022, debía tener el margen de flexibilidad para dar ese giro, tener esa reacción y cambiar ese pulso. Hasta Pedri ha parecido aburrido. Es muy fácil dar claves cuando la decepción emerge. Lo difícil es ir perdiendo 0-2 y tener la convicción de que vas a ganar porque haya un entrenador que hace el cambio correcto (táctico o de jugadores) aunque sólo se lleve media hora. Ese encontrar respuestas donde no parece haberlas es lo que vale oro y lo que te hace llegar a la orilla cuando te ahogas. Eso es lo que debe tener el relevo de Luis Enrique. Se llame Marcelino o se llame Luis de la Fuente. O se llame Juande Ramos, que por supuesto no lo será aunque creo que lo haría de cine, porque es el entrenador al que más y más claramente he visto eso que para mí vale oro.

ACTUALIZACIÓN: La Federación Española ha anunciado que Luis de la Fuente, actual seleccionador sub 21, será el sustituto de Luis Enrique al frente del equipo nacional. Esta decisión implica dos cosas: una apuesta interna, lo que llaman un ‘hombre de la casa’, que refuerza la renovación del equipo efectuada por el asturiano, con hasta 10 mundialistas aún en categoría sub21, y fin del exagerado protagonismo del seleccionador, dada la imagen poco protagonista y cero conflictiva que transmite De la Fuente. Un relevo cómodo en las formas pero algo arriesgado en el fondo, pues la experiencia del nuevo seleccionador al máximo nivel es ninguna: se ciñe a las categorías inferiores.