Ojana in Excelsis

Recuperar las calles que perdimos

Qué bonito sería cambiar el ruido de las ruedas de las trolley de los guiris por el del típico carro Rolser, con medio puerro asomando de su interior

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Juanmi Vega @Juanmivegar
07 may 2020 / 05:00 h - Actualizado: 07 may 2020 / 05:00 h.
"Turismo","Vivienda","Ojana in Excelsis"
  • Recuperar las calles que perdimos

Llevo más años conviviendo con los euros que con las pesetas, pero cuando quiero saber si algo es caro o no, mi truco es pasar el precio a pesetas.

-El nuevo Iphone vale 900 euros.

-No está mal de precio.

-Son 150.000 pesetas.

-La cosa cambia.

Con los alquileres pasa lo mismo. Te encuentras, o encontrabas, verdaderos zulos por más de 600 euros, lo que son veinte mil duros al cambio, y te podía parecer que estaba hasta bien. El culpable de estos precios ya sabemos quién es.

Con el cierre de las fronteras y la imposibilidad de que lleguen turistas, muchas personas han visto venirse abajo su negocio de apartamentos turísticos. Todos los días, un gran número de esas viviendas salen a la luz en páginas de alquiler.

Es comprensible que una persona que tiene una en el Centro la oferte como alquiler turístico y no como vivienda. ¿Quién prefiere 600 euros pudiendo ganar 1.700 euros?

Muchos de estos apartamentos se están reconvirtiendo en viviendas para largos periodos de tiempo. Los precios bajarán irremediablemente porque la oferta se va a disparar y la demanda disminuirá. Es la tormenta perfecta para recuperar las calles que nos arrebataron en pro de una propina.

Hay que tratar de hacer más beneficioso para el arrendador que ponga su vivienda para alquileres de larga duración y no por cortos periodos de tiempo. Esto se podría conseguir con un gravamen más alto, todavía más, y con algo fundamental por parte de las administraciones públicas: la vigilancia para que se cumplan las normativas que regulan estos apartamentos turísticos.

La industria turística de Sevilla es muy poderosa, crea muchos puestos de trabajo y genera un impacto económico importante, pero no podemos vender el alma al que viene en Ryanair. Ni en jet privado.

El turismo es el pescado y no la caña. En el 92, Sevilla tuvo una gran oportunidad de ser algo más que la cervecería barata y monumental de España. No se aprovechó. En 2008, con otra crisis monumental, tampoco. ¿Será ahora el momento?

Qué bonito sería cambiar el ruido de las ruedas de las trolley de los guiris golpeando los adoquines por el del típico carro Rolser, con medio puerro asomando de su interior. De sueños vive el hombre. También lo puede hacer de alquiler.