Recuperar valores para vencer al SARS-CoV-2

Ganar la partida a la Covid-19 no será fácil, pero si seguimos instalados en no jugar con valentía y sin recuperar la esencia del ser humano, estamos perdidos de antemano

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22 nov 2020 / 18:13 h - Actualizado: 22 nov 2020 / 18:23 h.
"Opinión","Coronavirus"
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Un juego requiere, para ser ganado, una buena dosis de riesgo por parte del que participa. Si no se arriesga no se gana.

Todos, nos guste más o menos, somos, formamos parte, de un tablero de tamaño descomunal en el que se pone en juego, cada instante que pasa, nuestro futuro, el futuro de la humanidad al completo. Dicho de otro modo, nos apostamos la vida entera en cada jugada, con cada una de nuestras decisiones.

De un tiempo a esta parte, están ocurriendo cosas muy importantes. Lo son tanto que en unos años los libros hablarán de lo que ocurre refiriéndose a ello como algo que cambió el curso de la historia, como eso que el hombre es capaz de hacer o deshacer pase lo que pase; tal vez cuenten el desastre más grande jamás ocurrido. Pero, curiosamente, en el mundo occidental, los individuos parece que nos hemos instalado en tierra de nadie, una zona en la que se intenta defender un presente cómodo sin pensar en el futuro que llega lleno de malas noticias, falta de oportunidades y retrocesos sociales desconocidos en los últimos cincuenta años; y lo más doloroso, sin tener en cuenta el pasado, un tiempo teñido de sufrimiento que nos llevó a este presente que defendemos como si fuera la única opción posible. Esta pandemia tiene muchas cosas en común que la que se produjo hace 100 años, nada se aprendió entonces y parece que nada se aprenderá ahora.

¿Dónde hemos perdido ese orgullo que nos producía saber que fueron muchos los que sacrificaron toda su vida; que la perdieron, incluso; para que los seres humanos lograran una vida mejor, un futuro posible? ¿Dónde extraviamos nuestras ideas, nuestros valores fundamentales? Nos han enseñado a ser millonarios de pacotilla (esos son los que tienen cosas que les cuesta tres cuartos de su vida pagarlas y dejan de disfrutar de lo importante), nos han enseñado que tener miedo no es malo, nos han arrancado de cuajo esa mirada salvaje que ejercíamos sobre un mundo que sabíamos nuestro. Ya nos cuida el Estado mientras dure el peligroso estado de alarma y eso nos tranquiliza. Penoso. Si no recuperamos los valores que nos han caracterizado durante cientos de años no ganaremos al SARS-CoV-2 ni a la de tres. Valor, sacrificio, lealtad, solidaridad...

El juego es vivir. Y sin arriesgar no podemos ganar. Y arriesgar es pensar el universo entero. Y protestar cuando creemos que se cometen injusticias o se hacen las cosas mal. Y ser solidario con los que están pasando las de Caín. Y ser capaces de acostarnos sin arrepentirnos de lo que somos. Vivir es un juego y hay que saber ganarlo.