La Gazapera

Regreso al pueblo de Arturo Pavón

José Pavón Cruz es el cantaor más importante que ha dado Arahal, el hermano mayor de la célebre Niña de los Peines

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
03 ene 2020 / 09:34 h - Actualizado: 03 ene 2020 / 10:20 h.
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Hace años que no voy a Arahal a hablar de flamenco. Es mi pueblo, de donde eran mis padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos. Y seguramente los tatarabuelos de mis tatarabuelos. El día 11 de este mismo mes se cumplirán sesenta y dos años de mi nacimiento en esta hermosa y orgullosa localidad de la campiña sevillana. Soy de la calle Óleo, que no es cualquier arteria del pueblo: es la carretera Sevilla-Málaga-Granada. Allí había una casa que estaba casi enfrente de Los Tres Gatos, la famosa venta, y en una habitación de esa humilde casa me trajo mi madre al mundo más canijo que un hurón. Pesé 2 kilos, que era lo menos que se despechaba entonces en niño. He puesto 121, que son demasiados, pero que me quiten lo vivido y lo zampado.

Voy a ir el día 25 de este mismo mes para hablar en la casa del Aire sobre el cantaor más importante que ha dado mi pueblo, José Pavón Cruz, conocido por Arturo Pavón, el hermano mayor de la célebre Niña de los Peines. Nadie sabía que era de ese pueblo hasta que lo dije hace 20 años en mi libro La Niña de los Peines en la Casa de los Pavón, y parece que no importó mucho porque los honores han sido siempre para su hermana Pastora, que no nació allí sino en la calle Butrón de Sevilla, en la Puerta Osario. Es verdad que Arturo no llegó nunca a tener la fama de su hermana, porque ni siquiera grabó discos y, por tanto, no se sabe cómo cantaba. Pero no es menos cierto que fue figura antes que la Niña, porque Arturo fue una especie de niño prodigio del cante gitano, con una voz espectacular que perdió siendo muy joven.

Cuando se perdió para los escenarios, la madre de los tres hermanos artistas, la arahalense Pastora Cruz Vargas, decidió sacar a Pastorcita y a Tomás, el menor, sin duda el genio. Y Arturo se quedó para fiestas y buscarle contratos a Pastora. Y para partirle la cara a quien ofendiera a la Emperaora del Cante, como le decían. Menudo era Arturo, un gitano con la musculatura de un boxeador y el carácter de su padre, El Paíti, de El Viso del Alcor y no de Tocina, como se ha asegurado alguna vez, aunque es cierto que se crió en ese pueblo, como aún recuerdan los más mayores de la calle Soledad. Arturo era, dicen, clavado a su padre y herrero como él. Todavía saben los Lérida de Triana que El Paíti fue el mejor machacador de la herrería que tenían en la calle Sol, que por eso nació Pastora en Butrón, en la casa de su tía Manuela, porque el cabeza de familia trabajaba en la calle Sol.

Arturo Pavón fue un cantaor de la altura de Chacón o Manuel Torres, pero con mala voz y un carácter poco apropiado para alternar. Vivió algún tiempo de las fiestas privadas, pero un día conoció a la artista sevillana Eloísa Albéniz, se enamoraron y unieron sus vidas para siempre, lo que alejó a Arturo de los escenarios y las fiestas. Solo iba a las reuniones donde le pagaban bien y respetaban su cante. Y en más de una fiesta llegó a desautorizar a cantaores como Manuel Torres o El Portugués, porque lo sabía todo sobre el cante. Era un sabio y uno de los mejores martineteros de Sevilla. Según Valderrama y su propia esposa, la citada Eloísa, el mejor de todos.

Me hace ilusión regresar a Arahal para hablar de este gran cantaor al que la historia no le dio el sitio que merecía. Murió en 1959, en Sevilla, en concreto en el número 6 de la Plaza de la Mata, en plena Alameda, con 77 años. Será un honor, y aprovecharé para reencontrarme con mis paisanos y el recuerdo de mis antepasados más cercanos en el tiempo.