Réquiem por La Liga

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Jesús Ollero ollerista
28 nov 2021 / 13:23 h - Actualizado: 28 nov 2021 / 13:26 h.
  • Réquiem por La Liga

No soy catastrofista ni lo he sido nunca, pero tapar las vergüenzas no mejora las cosas y nuestra Liga, la que hace nada era la mejor del mundo, es un cadáver. Podemos poner mil excusas e intentar justificar que en realidad somos unos fenómenos, pero la realidad es otra y nuestros equipos penan en Europa y llevan varios campeonatos nacionales (domésticos les llaman en el viejo continente) claramente a la baja en nivel y en interés. Los equipos modestos son aún peores que antes y los teóricamente poderosos apenas compiten fuera y no muestran garantías dentro. Que ojalá gane la Liga uno que no sea de los de siempre, pero si eso ocurre (que lo dudo) será por el tremendo bajón de nivel de los poderosos.

No hay ejemplo más rotundo del hundimiento de La Liga que el FC Barcelona, al que en internet llaman jocosamente FC Deudas. La salida de Messi ha sido el tiro de gracia al club y, en el fondo, al campeonato en su conjunto. Miremos la Champions. Con independencia de que alguno más se clasifique, de cinco equipos sólo el Real Madrid tiene asegurada su clasificación, y eso que perdió en el Bernabéu con el exótico Sheriff Tiraspol, un equipo de un país que no existe. Ningún otro país tiene 5 equipos, pero lo normal es que se quede más de uno por el camino.

Volviendo al Barcelona, lo único bueno de las épocas de crisis es que permiten cimentar estrellas futuras. En un Barcelona ‘normal’, Pedri no habría sido el jugador con más minutos la temporada pasada, y Gavi ni en sueños sería titularísimo en su club y la revelación de la selección. Jugó, y ganó, en Villarreal con cuatro titulares de 20 años para abajo. El Real Madrid, el otro supergigante patrio, se agarra a Vinicius, que está muy bien pero que sería uno más en los ‘madrices’ que hemos visto en lo que va de siglo, igual que Depay jamás habría sido nada especial en un Barcelona en condiciones. El algodón no engaña.

A este hundimiento no son ajenos los clubes, por supuesto que no, ni en España ni fuera. La UEFA no deja de ser un carísimo intermediario de lo que gestionan otros y como a la mayoría las cuentas no le salen, dijeron basta con aquel sainete de la Superliga europea. Lo único que realmente me asquea del movimiento de Florentino Pérez es que piensa única y exclusivamente en la superviviencia del Realísimo. El resto, en realidad, le trae al pairo. Nada nuevo. Lo destacable de aquel movimiento es asumir que el fútbol necesita un brusco giro para volver a ser el negociazo que venía siendo. Mandan, en presupuesto, los clubes ingleses pero por la sencilla razón de que millonarios de Asia y Oriente Medio inundan de billetes al club más desdentado de la isla. Cualquier cosa por entrar en el mercado británico, en la sociedad británica, en la despreciable supremacía wasp.

Aquí en el sur tenemos dos equipos en Europa y, la verdad, no desdicen nada de lo anterior. El Sevilla puede ser primero y también último de un grupo de Champions en el que ninguno de sus compañeros de viaje se metería en Europa jugando la Liga española (¿o sí?) y en el que hace bien poco habría llegado a estas alturas con los deberes hechos y poniendo suplentes. El Betis ha ganado en Europa League a un horror húngaro y causa cierto sonrojo cuando oigo calificar al Celtic (al que le tengo un cariño tremendo) como un grande de Europa. De coña.

Nos podemos seguir engañando y disfrutar de vez en cuando de algún buen partido y, en general, de un puñado de coñazos sin calidad, o reconocer que La Liga está en la UVI y que nadie da un duro por La Liga.