Cuaresma 2023

Réquiem por un costalero del Soberano

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22 mar 2023 / 06:35 h - Actualizado: 22 mar 2023 / 06:39 h.
"Cofradías","San Gonzalo","Cuaresma 2023"
  • Réquiem por un costalero del Soberano

A tus recuerdos y tus sueños, a mi amigo Óscar.
Hoy la bandera de mi alma ondea a media asta. Hoy vuelvo a sentir el crujío frío y seco de la desesperanza y el amargo llanto de tu ausencia, hoy arrastra mi zanco por el suelo racheando tristeza, no tengo fuerzas, hermano, para decirte todo lo que siento, hoy mi corazón no entiende de emociones y sólo busca el lamento, la oración, y el recuerdo del amigo, del compañero, del costalero, de esa maldita realidad que se llama vida, y que a veces te hace plantearte tantas preguntas...

¿Por qué, Señor? Explícame el porqué te estas llevando, en tan breve espacio de tiempo, a tantos hombres buenos, y costaleros, del Soberano, Padre mío.

Te vi llegar, y he tenido que sentir como te vas tan pronto. No puede ser, no me lo creo todavía, hermano.

¿Qué está pasando en el cielo...?

Fue este radiante pasado domingo de Cuaresma, el sol amanecía y presagiaba un día de emociones, era el último ensayo de costaleros de la cuadrilla del Señor del Soberano Poder, siempre es especial, distinto, y diferente, en ese arrabal del Barrio León donde se guardan, y me aguardan, mis sentimientos más deseados entre sus callejuelas y plazas.

Ese último ensayo para la cuadrilla del Señor es el de una jornada festiva, con un recorrido muy tradicional y especial donde visitamos casas de amigos donde paramos “aparcando” el paso y nos atienden con un cariño y un muy helado presente en forma de refrigerio entre abrazos, tertulias, reuniones, y comentarios. Todo está consumado. Sólo queda disfrutar y sentirte costalero. La música suena y abajo todo se convierte en deseo y sueños de un pronto Lunes Santo. Ya los pechos rompen al aire sus camisetas porque no cabe más orgullo. Ya se nota que está llegando la hora y todos estamos metidos en la locura de ese sueño renovado que nos hace sentirnos unos privilegiados, ser los pies del Señor, los pies del Soberano Poder, a sus formas y maneras, porque así se siente aquí, como lo quiso Juan Vizcaya, y como Bienvenido Puelles pusiera el talento del compás para crear e interpretar los sonidos de Las Cigarreras entre izquierdos de ensueños, o costeros largos y recogidos, o tacatacas de inspiración, para que se haga el clamor de todo aquel que contempla, busca y espera, la magia de esta bendita cuadrilla que componen los pies donde reza la leyenda “YO SOY”.

Y así fue, y así lo vivimos. Un día donde ese esqueleto de vigas te hace ver y sentir como pasaba por delante de tus propios ojos la misma muerte pelá en los anteriores ensayos, y como se reconvierte y dulcifica en dulce aroma, que hasta llegas a soñar que tiene el sabor de Guzmán Bejarano y a madera tallada del maestro.

Todo fue mágico, como siempre. Ya Manolito Garduño, timón y guía, bandera y enseña de nuestra cuadrilla, se le nota relajado, ya está el trabajo realizado. Ya solo queda para el capataz lo más difícil, decirle a los nuevos y a los niños, quien se queda, quien entra en la cuadrilla, o quien tiene que volver a esperar un año más para cumplir esos sueños de los que les hablaba.

Y entre ellos esta Óscar jr. que estuvo ensayando en la primera trabajadera del Soberano, el mío, mi palo, con nosotros. Y su padre, Óscar también, costalero del Soberano desde hace más de dos décadas, tenía y mantenía su mayor sueño, que su hijo se convirtiera en su mejor legado allí abajo y cumplir su ilusión. Y se cumplió, vaya si se cumplió. Manolito Garduño nos reunió a la primera trabajadera y habló con él y lo invitó a ser costalero del Señor para el próximo Sábado Santo.

Réquiem por un costalero del Soberano


El chaval rompió a llorar emocionado, nos abrazaba, nos daba las gracias, nos decía que era el sueño de su vida, costalero del Soberano y junto a su padre. Miraba a Manolito Garduño y sólo se percibía paz, orgullo, y los sueños cumplidos.

Y su padre, nuestro compañero y amigo esperaba fuera en un mar de nervios, nos preguntaba a todos, de tensa espera por saber si sería este año, y vaya si lo fue. Cuando el niño salió se abrazó a su padre que emocionados fundían en ese abrazo tantas y tantas horas de íntimas conversaciones mantenidas y sueños e ilusiones por ese día, por ese mismo instante, por ese preciso momento que uno no olvida jamás cuando Manolito te dice que eres costalero del Soberano.

Ya su cara relajada por la noticia rebozaba y derramaba una felicidad enorme. Nos daba también las gracias por como habíamos tratado a su hijo. Pero fue él, el chaval, el que se lo ganó, los pasos no te engañan, son los que te ponen en tu sitio, los que te lo dan o te lo quitan, y ese niño tiene espíritu de costalero porque así lo mamó en su entorno familiar viendo a su padre, su ídolo, su maestro.

Su figura de costalero envolvía ese orgullo de padre que cumplía todos sus sueños. Iba a disfrutar debajo de su Cristo el Sábado Santo con su hijo, con esa sangre de su sangre que marcó toda su vida y que anhelaba esa ilusión que todo padre quiere y desea para con su hijo cuando te sientes costalero.

Y así hasta que llegó la hora del abrazo y la despedida, maldita despedida... quien me iba a decir que sería la última, amigo.

Nos dimos ese abrazo y quedamos para el jueves, día de la mudá del paso.

Y llegarías a casa, y te imagino radiante contándole a tu señora que el niño ya es costalero de San Gonzalo.

Y no sé el porqué, hermano, no le encuentro explicación, ni el motivo, ni me importa, el Señor quiso igualarte en su cuadrilla del cielo de forma fulminante, sin ensayos, sin esperas... sólo sé que fuiste llamado a sus pies para vivir eterno su destino y cuidarnos a todos los que aquí dejas desde ese balcón del firmamento donde todo tiene que ser tan puro, tan de verdad, donde el Gran Poder existe, y donde tendrás un relevo de mármol a mármol, pasaporte del cristiano, para gloria de tus días.

Te aferraste a la vida, luchaste, empujaste como lo hiciste siempre allí abajo, miles, sí, miles de anónimos amigos a través de las redes sociales nos dejaron su oración para que siguieras luchando, pero el destino se empeñó en tu partida, estaba escrito, no pudo ser, la llamada del Señor fue tajante, drástica, te quería con Él y junto a Él ya estás.

Yo te estaré esperando mañana, mi querido Oscar, y toda tu cuadrilla, y Manolito, y toda tu hermandad, allí estaremos esperándote. Porque te habrás marchado para seguir sumando en esa cuadrilla celestial que ya formáis en el cielo tantos como ya estáis y os encontráis, pero nunca te iras, amigo mío. Siempre estarás presente. Nos dejas tu alma, tus vivencias, tu recuerdo, nos dejas lo más preciado de tu vida, tu legado, el sueño que se hizo realidad, nos dejas a tu hijo.

Pobrecito mío que sufrimiento tan grande llevará, cuanto duele hermano. Costalero del Soberano, que precio tan caro pagó por ello.

Mi querido Óscar, allá donde estés, no te olvidaremos nunca. Fuiste ejemplo de comportamiento, de hombre fiel a tu cuadrilla, a tu capataz, a tus compañeros. Un espejo donde mirarse, nunca un ruido, ni un mal gesto. Siempre generoso con tu gente. Dejas impregnada tu trabajadera de espíritu costalero, de honradez, amistad, y nobleza.

Busca a Bienve, él te llevará de la mano, como siempre fue, un padre para todos nosotros. Saluda a Miguel Ángel Carmona, dile que tampoco lo olvidamos. Seguro que le gustó la salida del pasado año, esa que tú viviste, con “Costalero del Soberano” a base de izquierdos gloriosos que no terminaban nunca, con esa locura musical que nos dejara para la historia mi hermano Pedro Pacheco y su Banda, nuestra Banda, de Las Cigarreras.

Siempre serás un eterno costalero del Soberano, amigo, porque vivirás en nuestro recuerdo.

Cuida a tu niño desde allí arriba, reza por nosotros, y busca la cara de la Esperanza, seguro que Ella, como madre, te abrigará en su reino de fe.

Aquí mis palabras te dejo, Óscar. Con el pecho partido, el alma en cada letra, con una contenida emoción que me desborda.

En homenaje a un hombre bueno. A un costalero con vocación y por devoción. Aquí mi oración, y mis recuerdos por siempre.

“Hasta siempre, Soberano”, otra vez... maldita sea mi estampa.

A nuestro amigo Oscar, que ya disfruta de la vida eterna al lado del Soberano Poder de Dios y junto a su bendita Madre, la Virgen de la Salud.

Te quiero, un beso al cielo, COSTALERO.

“YO SOY” todo tuyo.