Los medios y los días

Resistir a la muerte

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16 nov 2020 / 04:00 h - Actualizado: 16 nov 2020 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Resistir a la muerte

A pesar del estado depresivo en el que la sociedad se encuentra hay dentro del humano un instinto de vida poderoso, el eros que se enfrenta al tánatos, lo apolíneo y lo dionisíaco, el dios Apolo y el dios Dionisos, el primero busca el orden y la razón, el segundo el placer de los sentidos. El humano se niega a aceptar la muerte, el tánatos, y mediante el uso de su instinto de vida o eros, que une con su razón, busca el orden que pueda llevarlo después al ocio, a poderse entregar a Dionisos.

Me chiflan estas elucubraciones de zapatillas y batín que demuestran la enorme utilidad de la filosofía, en este caso la aplicación a lo real de lo que se llama filosofía de la sospecha con Freud y Nietzsche entre sus protagonistas, según un caballero que se llama Paul Ricoeur al que en 1965 se le ocurrió ese nombre de filosofía de la sospecha. A mí no me gusta esa expresión pero eso ahora no importa, lo que importa es que las ideas de Freud y Nietzsche las puedo aplicar a la realidad tan quemante por la que atravesamos.

Contemplo con admiración la lucha que mantienen millones de personas para no sucumbir al cansancio, como los sanitarios del mundo, y contemplo esas estrategias de supervivencia de los pequeños empresarios que luchan como titanes porque ahora han de batallar no sólo con la amenaza de siempre: que el pez grande se coma al chico como tantas veces ha ocurrido, sino que además han de pugnar contra la pandemia y las restricciones de gobiernos autonómicos más el central. Impresionantes los esfuerzos de los dueños de bares y de pequeños comercios en general, de personas de la cultura y del espectáculo, para que les sea posible seguir existiendo a duras penas; impresionante el esfuerzo de profesores en todos los peldaños de la educación, sobresaliente para todos esos alumnos que no se dejan llevar por la picaresca que la pandemia permite y siguen concentrados en sus estudios salvando todos los obstáculos posibles, ojo, esto pasará y la vida seleccionará al que se ha esforzado y tirará al basurero al pillo y al pícaro, no hay que dejarse llevar por las reformas educativas de un gobierno blandengue que está fuera de la realidad mercantil, una cosa es lo que deseamos -un mundo hermoso y solidario- y otra la salvajada que les espera a los estudiantes cuando abandonen las aulas.

La visión de un joven pegado a su teletrabajo con el mundo o la de otro en una moto transportando comida u otras necesidades, haga sol o lluvia, me resultan estimulantes porque uno espera un relevo generacional con gente aguerrida que no se arrugue ante nada y huya en un momento dado de la sopa boba de su zona de confort; por mis tutorías pasa una minoría de jóvenes que me cuentan vidas difíciles pero siguen adelante y otros que les dan gracias a padres, maestros y docentes de secundaria que en su momento les exigieron mucho esfuerzo y superación, algo que sobre todo han sabido valorar con los años. El esfuerzo no es algo de derechas, no hay revolución -de cualquier signo- que se haya llevado a cabo sin liderazgo intelectual forjado en el esfuerzo ni sin sacrificios de quienes siguieron a esos líderes.

Un segmento social se mantiene expectante, con el bolsillo bien lleno, pendiente de la bolsa y de que las desgracias ajenas les llenen más los bolsillos. Sin embargo, la gran mayoría mantiene una guerra para no morir y conservar su dignidad como persona mediante la defensa de su trabajo. Es una especie grande la mía, ya sé que es depredadora y despreciable en muchos aspectos, pero conserva numerosos oasis en los que refugiarse, detenerse y beber un trago de agua fresca. Luego, a seguir caminando para hacer camino al andar. Sólo el humano podrá matar al humano, en sus manos debe encomendar su espíritu porque la pandemia demuestra que no se tiene más que a sí mismo.