Los actuales líderes políticos españoles son, por lo menos, un espectáculo de mediocridad y de estupidez (política).
Según podemos ver en el diccionario, mediocre es todo aquel ‘de poco mérito, tirando a malo’. También podemos buscar lo que significa ser estúpido y encontramos esto: ‘necio, falto de inteligencia’.
Después de casi ciento cincuenta días, Albert Rivera se descuelga con una propuesta que consiste en ofrecer su abstención (de paso la del PP de Pablo Casado) a cambio de ceder el Gobierno de Navarra a los suyos, a cambio de no indultar a los presos que intentaron un golpe de Estado en Cataluña (otros que tal bailan) y a cambio de no subir los impuestos. Más o menos.
Esas propuestas no se entienden muy bien. ¿Acaso el Gobierno de Navarra no es constitucional? Lo es. Otra cosa es que repugne cómo y con quién se ha pactado. ¿Quién ha condenado a los políticos catalanes? Nadie. Rivera da por hecho que la sentencia será condenatoria. Además, da por hecho que Pedro Sánchez ya tiene decidido indultar a esos políticos cuando, en realidad, no tiene ni Gobierno. La política fiscal de Sánchez, lo sabe Rivera, es la que es y no puede cambiar puesto que el PSOE defiende una forma de sociedad determinada y una traición más a la esencia socialista sería el principio del fin.
Por lo que parece el señor Rivera ha decidido; después de no ir hasta el Palacio de La Moncloa cuando el presidente le ha llamado en varias ocasiones, después de instalarse en el ‘no es no’ y cuando ya ve imposible hacerse con el mando de la derecha española, cuando se le escapan sus políticos a otras formaciones o a casa y cuando las encuestas son penosas para el partido que lidera; ha decidido, decía, entrar en precampaña electoral sin pensarlo dos veces. Porque la propuesta que hace es tacticista y de corto recorrido. Ahora, puede decir que él hizo una propuesta razonable y se le dijo que no; ahora parece que toma la iniciativa respecto a un Casado que parece estar haciendo el Don Tancredo hace meses. Rivera propone lo que se le pasa por la cabeza para que no le puedan señalar como culpable.
Se le olvida a Rivera que los españoles no somos unos majaderos, que sabemos distinguir entre lo bueno y lo malo. Todos los líderes políticos españoles son un desastre para el futuro de este país. Rivera, además, es un oportunista que prometió regeneración política y lo que ha hecho es gobernar con el PP corrupto de Madrid y el PSOE más vergonzante de los ERE. Rivera es, además, el que gobierna con la extrema derecha.
Qué pereza, de verdad. Qué nivel tan patético. Qué pena.