Ronda de lejos
se presiente un venero
por la serranía
Sierra de Ronda,
tan señora, tan bella,
la que la cerca
Es carne viva
la piedra que en Ronda
el aire talla
Quejio del tajo,
suicidio del viento
entre sus ojos
Pinceles de Goya
perfilan en el lienzo
macho torero
Abren mantillas ,
zapatillas de danza
oro en la plaza
Suenan clarines
hilvanan la faena
hilos de sangre
Hora suprema,
la mano desmayada
mirada larga
Ojos de piedra
que nunca parpadean,
divisa del miedo
Pedro Romero,
Niño de la Palma,
gloria taurina.