La Tostá

Sánchez es el problema

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
22 may 2020 / 08:23 h - Actualizado: 22 may 2020 / 08:25 h.
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Si se fijan bien en la cara de Pedro Sánchez, presidente aún del Gobierno, es un auténtico zombi. No está bien y no es solo por el lógico cansancio y la enorme responsabilidad que tiene, sino porque sus microbios están comiéndoselo poco a poco. A veces está en el Congreso y tiene la mirada perdida. Que un hombre así esté dirigiendo el país es algo que da un poco de miedo. Es verdad que ganó las últimas elecciones generales y que es el presidente porque así lo quiso el Parlamento. Así y todo, en mi opinión no es un presidente legítimo porque para serlo tuvo que mentir en campaña electoral como no lo había hecho ningún otro candidato a la presidencia del Gobierno en la historia de la democracia. Lo de este hombre tiene mérito, porque siendo un mentiroso compulsivo, sigue en su cargo y no se quiere ir. Lo tendrá que hacer, como muy tarde en otoño, cuando el paro sea insostenible y el coronavirus amenace de nuevo con llenar los hospitales, si no se ha ido, que es algo que aseguran algunos virólogos. Pablo Iglesias tendrá ya el control de todo, que es su objetivo. Tiene cogido a Sánchez por los cataplines, como hemos visto con lo del pacto con Bildu utilizando el mismo discurso que Arnaldo Otegui: “Lo firmado hay que cumplirlo”, han dicho los dos, casi como en una canción a dúo. ¿Y qué necesidad tenía Sánchez de meterse ahora en este charco de la derogación de la reforma laboral? Se ha roto el diálogo social, con lo que el desastre está servido, por si no había ya bastante. Al parecer, Nadia Calviño estaba ya negociando el rescate con Bruselas, donde gustaba la reforma laboral del Partido Popular. Por eso se ha puesto como se ha puesto con el acuerdo con Bildu, dejando tocado a Sánchez. Más o menos como los empresarios o Lorenzo Amor, el de los autónomos. Si el diálogo social apuntaba maneras, en un momento tan delicado, con las calles a punto de estallar, se han volado los puentes y solo podemos esperar problemas en el mes de junio, que será más caliente de lo habitual. Para colmo, Abascal ha logrado que le dejen organizar su manifestación en coche, que puede atascar la Castellana y otras grandes avenidas de España. Todo esto le viene que ni pintado a Unidas Podemos, Bildu y Esquerra para acabar de hundir a Sánchez: una calle caliente, millones de ciudadanos con problemas para comer y pagar recibos, el dialogo social roto y las dos Españas liadas de nuevo a estacazos. Si Sánchez no se va, esto acabará reventando. Él es el problema.