Santa Cuaresma

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04 mar 2017 / 22:15 h - Actualizado: 04 mar 2017 / 22:48 h.
"Cofradías"

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Vivimos en un mundo enrarecido. Los valores de antaño se han perdido dentro de la cotidiana práctica del hedonismo y el placer. Hemos cambiado demasiado. Parece como si nos hubiéramos alejado, y no sabemos hacia dónde. Todo esto nos convierte en personas que solamente sabemos hablar desgraciadamente sobre un tema: el dinero. Algunos más, sobre la falta de recursos, la injusticia de que lo bueno no nos pase más a menudo, la necesidad de amor fácil e inmediato...

Conforme pasan los años, la vida se ve de una manera diferente. Queda atrás la niñez, recreada en el patio del colegio y el primer amor, nuestros padres, nuestros abuelos y esa capacidad que teníamos de ser feliz con las pequeñas cosas. Luego llega la madurez, las responsabilidades, los estudios, el trabajo, el verdadero amor, la locura transitoria de vivir rápido porque parece que todo se va a acabar. Durante todo este tiempo y en el que queda, hay algo que no cambia. Dios ha estado siempre ahí. Y te ha visto crecer, en la fe, en lo personal, en lo profesional y por supuesto, en lo espiritual. Es ese compañero... que no se marcha. En este momento de la civilización, sería todo más fácil si Dios tuviera un teléfono móvil, si accediera a Facebook, a Twitter, a Instagram... y ¿por qué no? Si pusiera un whatsapp de vez en cuando, diciendo que está bien, que se alegra de lo que hacemos, que está orgulloso y contento de poder estar en nuestra vida.

Pues bien, Dios tiene todo eso. Lo que pasa que hay que dejar de mirar lo que hacemos normalmente. Hay alguien que se cae constantemente, que mira la muerte con la inmensidad de unos ojos quebradizos que terminan en el monte Calvario. Esa cruz diaria es, en realidad, la semilla que es capaz de brotar en la tierra, acoger a Cristo es incorporar dentro de nosotros el Espíritu. El hombre tiene que estar mirando para poder ver, tiene que comprender para poder creer. Pero es todo lo contrario, porque el lenguaje de Dios no entiende de palabras ni de razonamientos, es solamente un idioma que nace en el corazón de lo que con fe, lo esperan.

Ha llegado la Cuaresma y antes de que llegue la Semana Santa, la preparación y la entrega a la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, debe ser total. Todo no se puede quedar en los días de culto, la función principal, la chaqueta, la corbata, el vestido y los tacones y la maravillosa comida de después. Habrá que ir más allá. Hay un hombre dispuesto a morir por nosotros y una madre que sufre mirando al cielo.