La vida del revés

Santiago Abascal y la legión de anticuerpos españoles

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23 may 2020 / 19:32 h - Actualizado: 24 may 2020 / 12:25 h.
"Opinión","La vida del revés","Santiago Abascal"
  • Fotografía: EFE
    Fotografía: EFE

Desde la terraza de mi casa tengo unas vistas fantásticas que, además, me permiten saber si la contaminación de la ciudad es alta o baja a simple vista. Estas semanas atrás, lógicamente, el horizonte se dibujaba claro, el azul del cielo era brillante y no grisáceo, se podía alcanzar a ver mucho más lejos que hoy mismo. La actividad de la ciudad va cogiendo ritmo y eso se nota. Y, por si era poco, hoy se han llenado las calles de vehículos que emitían óxidos nitrosos (NOx), monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2), compuestos orgánicos volátiles y también macropartículas. Gran idea eso de manifestarse en un vehículo a motor. Muy buena idea.

Una de las escasísimas cosas buenas que ha provocado esta pandemia es el respiro que hemos dado a buena parte del planeta. Además, parecía que el sentido solidario de la gente se imponía y que tocaba reflexionar para salir siendo mejores de esta situación. Lo del sentido solidario se nos pasó a los quince minutos, lo de la reflexión fue un chiste y el respiro al planeta un espejismo. Seguimos siendo igual de tocinos.

Estos hombres y mujeres que se han manifestado en sus coches y motos y a pie (al menos en Madrid no eran pocos los que acompañaban por las aceras a la caravana de vehículos) tienen todo el derecho del mundo a manifestarse, a protestar por lo que ellos creen que es justo. Ni una sola discusión es aceptable. Es intolerable que se critique la manifestación en libertad de cualquier persona. Eso sí, lo podrían hacer desde sus balcones para evitar que los índices de contaminación se disparen de nuevo. Y, ya que ha sido en la calle, respetando la distancia de seguridad entre las personas. Ver a Santiago Abascal y a sus colaboradores, subidos a un autobús y pegados unos a otros, es un ejemplo calamitoso. Ver al secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, haciendo estas cosas cuando él ha sufrido la enfermedad y posiblemente la extendió en aquel mitin tan desafortunado del mes de marzo, pone los pelos de punta. Aunque esté convencido de que sus «anticuerpos españoles» lucharon «contra el virus chino» y vencieron de forma apoteósica debería tener cuidado porque la gente está muriendo de una enfermedad muy seria.

Los políticos deben dar ejemplo. Buen ejemplo, para ser más exactos. Y en las circunstancias que vivimos incitar a no guardar las distancias entre personas no es correcto.

Por cierto, si un político dice no tener duda «de que el coronavirus ha sido creado en un laboratorio por el régimen comunista chino como arma biológica» como es el caso de Javier Ortega Smith; por supuesto, sin una prueba más allá de su imaginación y fantasía; no parece que pase nada. Es formidable.

Esperemos que no le dé a ningún político por llamar a manifestarse en las calles de las ciudades a la hora del deporte y en chandal fingiendo una actividad deportiva colosal. Porque al final la vamos a fastidiar.