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Santiago Arranz: paisajes pasajeros en el nuevo centro de arte las Maigüalas

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20 ago 2020 / 11:03 h - Actualizado: 20 ago 2020 / 11:05 h.
"Tribuna"
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Toda persona y no sólo los artistas, tienen –o mejor, tenemos- nuestra Arcadia Feliz aunque no la conozcamos, ese lugar en donde a todos nos gustaría existir porque representa algo así como la paz total o lo que los budistas denominan el nirvana. SANTIAGO ARRANZ tiene la gran fortuna que después de haber dado la vuelta casi por medio mundo, encontrado en un lugar no demasiado lejos de su Saviñánigo natal (Huesca), en uno de los fértiles valles a los pies de los Pirineos. Y es que ese lugar no se busca, sino que se encuentra, o es él el que nos encuentra a nosotros.

Puede que haya formado parte de nosotros sin que nos hayamos dado cuenta hasta descubrirnos dentro de él como si nos albergara o le formáramos parte. Esa cualidad debe tener sin duda Las Maigüalas, ese trozo del Planeta donde SANTIAGO ARRANZ construyó primero su estudio y a partir de este verano un Centro Cultural donde exponer a otros autores que como él, encuentran en el Arte la razón de su vida y de su sosiego interior. También a escritores, a agentes culturales y haciendo un juego de palabras como los que tanto le gusta a él, a gentes de lo más variopinto siempre que tengan un fondo de ese algo que no se puede explicar, pero que se tiene o no, porque no son cosas que conciernen a la sensibilidad y nada o poco tienen que ver con cuestiones materiales.

SANTIAGO ARRANZ pinta por el propio placer de pintar, y eso se nota en sus obras, aunque para hacer esto -y en definitiva para considerarse o que le consideren artista- deba escindirse entre otros trabajos más rentables y este que es una incógnita, siempre de cara la subsistencia si se quiere vivir del Arte, cuestión que sólo pueden hacer los consagrados o los que tengan una fuente de ingresos por otro lado.

Se nota porque prescinde de detalles, de anécdotas, de perspectiva, formas reales, para centrarse en las sugerencias mejor que en las evidencias.

La “literatura” que tienen ahora estos pequeños formatos que presenta ahora y con los que rodea perimetralmente las cuatro paredes de este nuevo centro y estudio –o para seguir con los juegos: CENTRO DE ESTUDIO DEL ARTE ACTUAL- es algo imaginado, algo que está en nosotros de parecida manera a como ha estado en él mientras captaba los paisajes –o pasajes- que ha querido denominar como pasajeros porque ciertamente representan la fugacidad de un instante de luz, una sensación térmica, algo inaprensible como la humedad, el frío, el crecer de la hierba, el brotar de una hoja, etc.

El contacto directo con esa naturaleza mutable que nace ante sus sentidos cada día, hace que perciba los cambios sutiles que se producen, por eso sus paisajes no representan los árboles, las flores, los elementos orográficos o el hábitat de una fauna autóctona, porque sólo lo insinúan, porque son algo así como sus peculiares paisajes, surgidos de la profundidad que es él y él también representa en ese ambiente de veranos apacibles e inviernos duros, de primaveras y otoños espectaculares porque a lo que se asiste es a la juventud y a la avanzada madurez de la Tierra.

Santiago Arranz: paisajes pasajeros en el nuevo centro de arte las Maigüalas

Los paisajes de SANTIAGO ARRANZ, pintados y expuestos en el mismo contexto en que fueron captados son también lo que somos todos en esa integración total con la Naturaleza. Los de todas las vidas que “pisaron, posaron y pasaron” por él de una manera tan pasajera y fugaz como nuestra existencia misma.

Por ello, la pintura de SANTIAGO ARRANZ es la memoria del aire, los sonidos del viento, de la nieve, del deshielo, de los amaneceres y atardeceres sobre las cumbres de los Pirineos, las colinas y prados que forman esa impresionante cordillera de un Himalaya ciertamente espiritual y sensorial al tiempo. La pintura entonces como un arte del tiempo.

Él los llama “Paisajes Pasajeros”, pero no lo son porque captan lo que va a perdurar en el recuerdo de las sensaciones que él ha interpretado, y que permanecerán con sus variaciones milenarias, mientras la “civilización” no rompa su silencio.

Pintura callada esta de SANTIAGO ARRANZ, hecha con soledad iluminada, con los rumores del agua, el crepitar de las ramas, las huellas en la tierra, de pétalos que se abren, ... cualquier poeta o místico nos sirve para sentir estas 100 obras, que serán el inicio de todos los ciclos que van a venir después de esta, siguiendo el mismo paso que la Naturaleza.

Para esta exposición, con la que se inaugura un nuevo Centro de Exposiciones en el que era su taller, en Castejón de Sos (Huesca), ha estado trabajando durante dos años en ese equilibrio entre la inmutabilidad y lo perenne, entre la finitud y lo que va a traspasar nuestra existencia, por eso cada cuadro puede entenderse como una “Vánitas”, la captación de la sensación de un momento, un “memento” en el sentido de recuerdo.

Santiago Arranz: paisajes pasajeros en el nuevo centro de arte las Maigüalas

Para llegar a ella, SANTIAGO ARRANZ ha debido dejar atrás París, Fontenebleau, Verona, Berlín, Grenoble, Marruecos, Nueva York, Madrid, Barcelona, Valencia, Vitoria,... o incluso Sevilla, algunas de las ciudades en las que ha expuesto o residido durante algún tiempo. Y es esto, el tiempo el que ha convertido ahora en pintura.

De manera que después de estudiar Historia del Arte, de ir consolidando una trayectoria en el mundo de la pintura, la escultura, el diseño gráfico, la ilustración, el muralismo, la restauración de monumentos, la colaboración con arquitectos en edificios singulares y tantas y tantas otras cosas dentro de ese mundo que significa el pensamiento convertido en acción, en materia, en la confrontación con la realidad que significa el Arte –en su caso la trasposición a un lienzo- a SANTIAGO ARRANZ no se le ocurre otra cosa que regresar al origen, a ese lugar iniciático donde comenzó todo como cada día lo sigue haciendo.

Las Maigüalas, Castejón de Sos, no son otra cosa que geografía personal de SANTIAGO ARRANZ, de su vida, donde ha enraizado sus pensamientos y afectos, donde vive con Trinidad compartiendo algo más que un trozo de suelo y de cielo.

Arte. Naturaleza. Vida. Naturaleza. Arte. Amor,...¿no son lo mismo?