«Secret Story: La Casa de los Secretos»: Álvaro enamorado y apaleado Vs. Jonathan el barriobajero

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24 ene 2022 / 11:25 h - Actualizado: 24 ene 2022 / 11:43 h.
"Opinión","Televisión"
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Jonathan es hermano de Cora, concursante de «Secret Story: La Casa de los Secretos». Y Jonathan es, además, un macarra impresentable de esos que se acercan gritando a otras personas para pedir explicaciones, de esos que gritan para que parezca que la razón les acompaña; Jonathan es un zote que se viene arriba estando delante de una cámara de televisión, un hortera incapaz de construir una frase sin que tenga que estar acompañada de aspavientos para que tome sentido. Que nadie piense que estoy prejuzgando a este sujeto por ir tatuado más de la cuenta (parece un muro de barrio en el que los grafiteros han estado practicando con el espray) o llevar la camisa abierta hasta el ombligo o lucir unos pantalones vaqueros lleno de agujeros y de mierda. No se puede ser más chulo, más maleducado y más agresivo. El espectáculo que dio ayer en el debate de «Secret Story: La Casa de los Secretos» fue por lo menos vergonzoso y, así, volvemos a entrar en el debate de si es posible utilizar cualquier artimaña para conseguir audiencias elevadas o si, por el contrario, las cadenas de televisión deberían tener cuidado a la hora de elegir a todos aquellos que van a aparecer en un programa.

La audiencia de ‘la casa de los secretos’ está siendo flojita. Tal vez la cercanía con la primera edición sea la clave para entender el problema; quizás el asunto es como es porque los participantes son anónimos; es posible que el problema mayor sea que el formato está agotado y que por mucho que se intente exprimir el limón ya no queda ni una sola gota de zumo. Sin embargo, las tramas que se han empezado desarrollar podrían tener cierto interés en el futuro cercano y algunos conflictos son más que atractivos. El que encabeza Álvaro, un concursante con aspecto que muchos rechazan sin compasión alguna y al que no perdonan ni una (‘gordofobia’ lo llaman), es el más interesante de todos y nos arrastra a todos hasta el problema del rechazo que genera la imagen de las personas. Casi todos en esa casa, han machacado a este muchacho desde el primer momento aunque tres concursantes (Rafa, Carmen y Alatzne) se han arrimado para arroparle; Álvaro mira a Carmen con ojitos golosines y Carmen hace lo propio con Rafa (otro disgusto más para Álvaro en forma de idilio imposible que enternece a cualquiera, otro palo para alguien que dice cosas como, por ejemplo, esta: «Con Carmen no me salen las palabras, tiene todo lo que podría tener una buena persona. Me podrá chinchar todo lo que quiera pero sé que se preocupa por mí. Como me mira, como me sonríe...»); alguna pareja ya ha elegido la vía rápida de meterse debajo de las sábanas para montar el numerito; y el esfuerzo de los presentadores del programa es mayúsculo y debería estar mejor recompensado. Es una pena que arranque el programa de esta forma, pero con toda seguridad los datos irán a mejorando puesto que la limpieza que se hace con las expulsiones dentro de la casa durante las primeras semanas son mano de santo. Eso sí, si quitan de en medio al tal Jonathan, mejor que mejor. Es un asunto de higiene mental colectiva.